jueves, 8 de enero de 2015

LA MAÑANA, SILENCIOSA Y CONSTERNADA



Se echan de menos aquellos mensajes ilusionantes y aquellas voces optimistas de la vieja radio, hoy absurdamente enmudecida.

Cuando la vida parecía que empezaba a andar de nuevo recuperando su agitación y su ritmo y se habían apagado los ecos de los villancicos y del jingle bells, el aire se llenaba de conocidas sintonías musicales que anunciaban “Al habla con sus vecinos” en Radio Sevilla o “La saga de los Porretas” en toda la Cadena Ser o “Al habla con las provincias” en Radio Peninsular, o “Al compás del trabajo”… y eran las voces de Rafael Santisteban desde los estudios de la emisora decana en la calle Rafael González Abreu o las de Aurelio de la Viesca, Angelita Granja y Agustín Embuena desde el caserón de San Pedro Martir donde había nacido Rafael de León o las de Manolo Durán, Maria del Carmen de las Casas y José Manuel del Castillo desde los micrófonos de Radio Popular en calle Vírgenes donde acababa de pegar un estirón la primitiva Radio Vida, las que teñían de esperanza y ensueño las duras jornadas laborales del gélido enero vuelto a la normalidad.

La vecinita trianera le demostraba a Rafael por teléfono que cantaba lo mismito que Juanita Reina… los naturales de un pueblo cercano agradecían por carta las ayudas recibidas a través del programa de Aurelio… los seguidores de Embuena reían con sus parodias ingeniosas… y hasta el abuelo de “Los Porretas” contaba sus batallitas sin ser interrumpido.

Se apagó esa radio. En los estudios se sientan en la actualidad, en vez de locutores imaginativos, sesudos analistas del quehacer político.
El trabajo habitual, reemprendido tras el paréntesis navideño, se hace hoy menos soportable.


Y, por si fuera poco, una pareja de obsesos islamistas inundan en sangre y dolor las pantallas de los televisores.

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