domingo, 8 de mayo de 2016

ROCÍO: EL SIMPECADO MAS ANTIGUO

¿Cuántos años van desde el 1766 al 2016?... Hagamos la resta y, si no queremos torturarnos garrapateando números, vayamos al chino de la esquina que vende unos maravillosos electronics calculators por menos de cinco euros. O sea que, cuando se le terminan las pilas, más vale tirarlos y comprar unos nuevos en vez de proceder al recambio.

Con el boli que nos ha prestado la nieta haciendo un alto en sus deberes o con la calculadora que hemos adquirido al oriental el resultado es 250 o, escrito con numeración romana, CCL.

Estas son las letras mayúsculas que aparecen en la cabecera del programa de actos que me mandó ya hace algunos días mi hermandad rociera de Villamanrique porque hace ese montonazo de años, doscientos cincuenta, de la hechura del Simpecado histórico. Un aniversario importante, debidamente acreditado, que sitúa a esta valiosísima pieza religiosa como la más antigua de las que peregrinan, o peregrinaron, al santuario que cobija a la Reina de las Marismas.

Sin duda es la joya más preciada de la Hermandad. Realizado en terciopelo de color rojo cardenal, el color litúrgico de Pentecostés, y bordado con hilos de plata con un dibujo muy plano, que consiste en una bella guirnalda entrecruzada, bordeando todo el paño y el óvalo de la Virgen. En la parte superior lleva bordados con el mismo material el sol y la luna, y,  en la inferior, los anagramas de AVE MARIA, rodeados por guirnaldas de flores .El centro lo ocupa una extraordinaria pintura, la más antigua que se conoce de la imagen, y ésta aparece vestida de reina, según la moda de la corte española del siglo XVI.

Ciertos comentaristas radiofónicos que empezaron a describir las peculiaridades de la que ha sido llamada la más importante romería de occidente decían que la Virgen se mostraba como solía hacerlo Germana de Foix hasta que algún docto en la materia les recordó que la tal Germana había sido la amante del emperador Carlos primero de España y quinto de Alemania con lo que la referencia no pareció muy apropiada para describir con respeto el atuendo rociero de la Madre de Dios y dejó de emplearse.

El Simpecado que puede contemplarse en la iglesia parroquial manriqueña, cuidadosamente conservado en un expositor protegido por cristal adecuado, fue acompañado en su día por una memoria explicativa de los trabajos que realizó sobre él el equipo de especialistas del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.

Se abre con un prólogo que no tiene desperdicio. Está sustentado en datos extraídos de los archivos parroquiales de aquellos años del que fue llamado “siglo de las luces”, cuando reinaba Carlos III, y nos dice que ya entonces, al bautizar a un varón solía inscribirse su nombre seguido de la mención “del Rocío”.


El símbolo religioso se convierte así en una confirmación de la antigüedad de la devoción de los naturales del pueblo a la imagen de la Blanca Paloma. Y, como mis abuelos maternos, José y Juana María, eran de allí, al llegar a esta conclusión  no puedo evitar que me sacuda un justificable temblor.

No hay comentarios: