viernes, 29 de septiembre de 2017

BANDERITA PARA EL FIN DE LA TEMPORADA


Dos veces más me han mandado al móvil el famoso pasodoble Banderita que le valió a su compositor el maestro Alonso condecoraciones y aplausos. Todas con su letra entrañable y bella que honra la enseña nacional, roja y gualda. “Banderita, tú eres roja. Banderita, tú eres gualda. Llevas sangre, llevas oro, en el fondo de tu alma”...

Es una manera de significarse en contra del desafío soberanista catalán  que vaya usted a saber cómo termina y el dinero que nos cuesta a todos los españoles. Se acaban en los comercios las telas amarillas y rojas para confeccionar banderas constitucionales y se multiplican estos mensajes sonoros.

Todo parece estar contagiado de este fervor patrio. Hasta la fiesta de los toros en la Maestranza que terminó su ciclo anual con la sangre del toricantano Rafa Serna y el  oro de los espléndidos naturales de Talavante. Es lo que queda para el recuerdo porque no se despacha más. La floritura de los clarines lo anunció sin palabras y los entendidos que se daban cita en los graderíos lo entendieron de inmediato. Hasta el Domingo de Resurrección se dijeron unos a otros con las miradas tristes.

Queda la tele. El abono de otoño en las Ventas y la feria del Pilar en Zaragoza. Aunque alguna que otra cadena no ceja en su empeño de denostar la Fiesta Brava.

La Sexta dedicó sus esfuerzos el otro día a pasear a una estudiante de veterinaria por festejos taurinos populares y ganaderías de prestigio y a conceder protagonismo a sus ideas preconcebidas sobre el maltrato animal que suponen las corridas.


Yo me puse a pensar mientras hablaba en la crueldad que significa meter a los caracoles vivos en agua hirviendo y azuzar el fuego hasta que mueren, pero no tuve ocasión de recordárselo. Además Victorino hijo que la recibió en su ganadería contrarrestó sus críticas con tan atinados argumentos que mi culinaria reflexión no hubiera hecho falta alguna.

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