domingo, 24 de septiembre de 2017

FANDANGUILLOS CONTRA ESCRACHES


Cesar Antonio Molina ha dicho en una larga entrevista que nadie nos ha enseñado a amar a España. Mala cosa he hecho antes de irme a la cama. Leerme el trabajo periodístico de cabo a rabo. Ahora no podré dormir. Las noticias tristes y desagradables no deben recibirse en los momentos previos a darse al reposo. La posibilidad  de enhebrar las horas sumido en una interminable desvela es inmediata.

No me explico cómo un político tan torpe pudo haber escogido a un pensador a mi modo de ver tan lúcido. Porque al señor Molina lo sentó en el equipo de gobierno el criticado Zapatero. Y tampoco llego a comprender como en sus tiempos con la cartera de Cultura en sus manos no se esmeró en corregir esta situación a la que ahora se refiere. O sí lo hizo y comprendió que era tarde.

Pero es verdad. Mucho más han hecho los que han levantado críticas contra la patria común que los que se han esforzado en destacar sus virtudes.

¿Por qué se cedió la educación? ¿Por qué la democracia no ha logrado explicar la historia de España? Hay una tergiversación de los hechos históricos para valorarlos de manera distinta.

Eso ha dicho el exministro al que el ínclito Zapatero quitó de en medio de la noche a la mañana sin darle muchas explicaciones.

La consecuencia la estamos viendo estos días en los que hay muchos que quieren terminar con el periodo más largo y fructífero de nuestra historia reciente saltándose a la torera todas las normas de convivencia.

Convivencia. Eso demostró el otro día el guardia civil que a los incivilizados secesionistas que le habían montado un escrache a las puertas de su casa en Barcelona donde le habían alojado, salió al balcón y les cantó un fandanguillo.


Cataluña y Andalucía. Qué pena que haya quien no deje a las dos comunidades convivir en paz.

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