El desfile,igual y distinto.

Los que hayan visto la transmisión del tradicional desfile de las Fuerzas Armadas con motivo de la Fiesta Nacional por televisión habrán apreciado algunas coincidencias y distintas variaciones con respecto a los habidos en ocasiones anteriores. Y, entre ellas, en cuanto a las coincidencias: que sigue la demostración de preparación marcial de los hombres y mujeres que forman nuestros Ejércitos y que ha comenzado y concluido como lo hizo los últimos tres años: con abucheos y silbidos al presidente del Gobierno. Y, en cuanto a las variaciones: que este año no se han instalado las gradas para sus espectadores.

Esto, como era de suponer, ha encrespado al público madrileño que ha barajado diversas respuestas para justificar tan lesiva modificación: Que las zanjas abiertas con profusión en el enlosado urbano de la capital para sus reformas, son las culpables; que el Ministerio de Defensa tiene que recortar gastos y que es una decisión personal de la ministra que, después de decidir no comprarse una mochilita nueva en el chino de la esquina, ha concluido que es lo mejor que puede hacer para intentar,según se ha visto sin éxito, que Zapatero no sea abucheado.

Lo del ahorro no se sostiene y, si se mantiene con la misma entereza que reitera el Estamento Militar ante los sacrificios que les imponen, contrasta con el dispendio de fondos públicos de que hace gala la Autonomía Catalana, la única que no ha estado representada en la Parada Militar y con el aumento del gasto de la Presidencia del Ejecutivo ya que mientras el discurso oficial del Gobierno continúa repitiendo que son muestra de "austeridad" ante la crisis , los presupuestos desvelan todo lo contrario y, según publica ABC, los gastos de personal del presidente aumentan 29,58 millones de euros, un 4,6% más que esta legislatura.O sea que Zapatero gastará el doble que Aznar en la presidencia española de la UE.

Carme Chacón,pues ,no puede sentirse satisfecha. Los gritos se han oído aunque no procedieran de la inexistente tribuna.

Por cierto,Carme,esta vez, ha sido discreta en el atuendo y casi ha hecho olvidar su mochilita con la que, cargada a su espalda en Afganistán, pasó revista a los soldados españoles que exponen diariamente sus vidas en esa guerra, vergonzosamente callada, ante la que se esconden todos aquellos que antes salían a la calle a protestar.