martes, 6 de octubre de 2009

José Manuel.-

Hay dos verbos que se conjugan en soledad: nacer y morir. Por rodeado de gente que se esté, se nace solo y se muere solo. Sobre todo si uno ha preferido el aislamiento al elegir o aceptar un modo de vida.

José Manuel del Castillo, una de las voces históricas de la actual Cope, abogado, escritor, exquisito poeta de versos inmaculistas,pregonero y sevillano de barrio, que es también una cualificación notable especialmente cuando el barrio es el de San Lorenzo y la vecindad cercana la del Gran Poder, vivía solo y ha muerto solo.

Ayer lo encontraron a medio vestir sus compañeros del despacho en el que trabajaba como letrado en ejercicio y había abierto en su propio domicilio.Camino del lecho sin poder llegar a él. Con el teléfono rozándole los dedos, sin disponer de tiempo para marcar. Las luces encendidas. El armario de su dormitorio, abierto.

Conviene velar, nos dice la Escritura, porque no sabemos ni el día ni la hora.

La soledad es también orfandad.Y, por supuesto, desamparo.Desde ayer que me dieron la noticia a primeras horas de la tarde no dejo de pensar en ello.Y de recordar la fecunda vida profesional de Castillo, pionero de las ondas, a quien esa cadena radiofónica que hoy es la Cope, servidora de la libertad, cuando iba desarrollándose bajo el indicativo de Radio Vida, sedujo profundamente. Todo un capítulo de la historia local de la radiofonía se cierra con su inesperado fallecimiento.

Durante veinticinco años fué Jefe de Programación de Cope Sevilla y uno de los miembros del programa " Saeta". Autor de múltiples pregones, artículos y guiones de documentales, su trabajo en la radio y la televisión estuvo recompensado con diversos premios, reconocimientos y menciones honoríficas, recordándose aun su personalísimo “Amigos en la noche”, que llenó de música, ilusión y ganas de vivir durante muchos años las horas nocturnas de la emisora sevillana.

He recordado que era abogado. Debo añadir que cursó la carrera con aprovechamiento y la ejerció con acierto, inteligencia y honradez. Muchos de sus compañeros acudieron a él cuando precisaron un asesoramiento jurídico. Y constataron luego que, con su delicadeza habitual, les decía cuando era requerido para abonarle sus servicios que había traspapelado los aranceles del Colegio.

Por eso a esa relación anterior de premios y reconocimientos voy a añadir el último que rubrica los anteriores y los empequeñece, porque se trata del afecto que siempre le profesaron sus compañeros.

Tenía setenta y tres años. Su voz permanecerá en la fonoteca de la emisora. Sus escritos, en los libros de narraciones y poemas que salieron de su fecunda inspiración a lo largo de su vida.

Que descanse en paz.

4 comentarios:

Juanma dijo...

Le juro, querido maestro, que estas palabras suyas me han movido el alma de su sitio. Siendo como soy (como somos tantos) amante fiel de la radio desde que tengo uso de razón (gracias mamá, por darme también eso), tengo la voz de José Manuel del Castillo anclada y tranquila en mi memoria.
Ay, maldita vida cuando nos sorprende de esta manera.
Descanse en paz, D. José Manuel del Castillo.

Un abrazo.

Moe de Triana dijo...

Descanse en paz quien tanto le dió a Sevilla y a nuestra Semana Santa.

Con nosotros se queda su voz.


Un saludo.

Anónimo dijo...

A José Manuel del Castillo.
Hoy cierro el micrófono que tantas veces abrí en la radio.
Apenas tenía los 19 cuando llegué a la calle Vírgenes, donde la voz sonaba con mayor intensidad a través de las Ondas de Radio Popular hoy cadena COPE. Era vísperas de nuestra semana grande, cuando Sevilla, la ciudad que tanto amabas, más hermosa se ponía.
Empezaba un largo caminar por el sendero de la radio, era mi primera Semana Santa llevándole a los sevillanos los sonidos de los momentos más bonitos de cada hermandad, y tú, José Manuel, ponías la voz y los sentimientos. No sé si era más bello ver la cofradía en la calle o poner la radio y escucharte.
A partir de ahí, sabía que esto era como el capataz y su cuadrilla de costalero; tú, la voz, yo, el sonido.
Sólo hacia falta una mirada para saber qué música querías en cada momento. Siempre tenías palabras que decir cuando abría el micrófono inesperadamente porque se había acabado la canción, echando un cable al compañero y haciendo de lo inesperado un completo dominio.
Y juntos andamos por los caminos que nos llevaban hasta El Rocío, donde hemos retransmitido tantas veces desde el balcón de Villamanrique de la Condesa, el paso de las hermandades. ¿Qué le voy a decir a nuestro amigo el municipal cuando me pregunte el año que viene dónde está José Manuel del Castillo?... o en la aldea, el sábado en la recepción de hermandades, o en la misa de Romeros o el lunes, que desde ese lugar privilegiado, retransmitías la emoción de la salida de la Virgen…
Programas dedicados al Corpus, a la Virgen de los Reyes, elogios de la Navidad, pregones… tantos y tantos programas que hemos realizado juntos y los que teníamos aún pendientes.
Pero el Señor del Gran Poder, que tan cerquita lo tenías y tu Virgen de la Esperanza Macarena como te gustaba llamarla, han querido que tu voz esté ahora más en el aire que nunca, sin necesidad de un micrófono.
Nos has dejado de la forma que estoy seguro nunca te hubiese gustado, sin despedirte, como si hubiese habido un corte en la emisión, y cuando vuelve, la voz que se oye es otra distinta…
Recuerdo que siempre me decías – “avísame cuando quede un minuto para despedirme”.
No he tenido tiempo de avisarte, porque el reloj de tu vida, de tu Radio Vida, estaba adelantado con el mío y me miras para decirme que suba la sintonía que el programa termina.
Pero tu voz, no se hará silencio, siempre estará en los oídos de los que te supimos oír, tu voz siempre estará delante del micrófono que yo tenía preparado para ti.
José Alberto Ceballos. Técnico de Sonido de COPE Sevilla.

José Luis Garrido Bustamante dijo...

Emocionante,justo,sentimental,profundo, verdadero. ¡Qué bonito, Alberto!.Como dice Moé,con nosotros queda su voz.Anclada y tranquila en la memoria, como Juanma anticipa.
Le escuché por última vez el pàsado agosto comentando la procesión de la Virgen de los Reyes a través de Popular TV. Con los escasos medios de que disponían,ni él ni la emisora pudieron hacerlo mejor.