Ni me fui, ni me llevaron. Ni zarpé ni he sido preso. No he enfermado. No me he disgustado. No me he cansado… Simplemente le he sugerido a mi ordenador que se meta en la bañera, que se enjabone bien, que se seque, que se perfume y que vuelva a hacerme compañía. Y he tenido que aguardar porque la restauración ha resultado más lenta de lo que suponía.
En la espera he regresado a la Campana, a la puerta del Bar Pinto donde me había citado con el Niño Marchena para hacerle una entrevista. El bar no existe ya. Era una pequeña sacristía en la que se saboreaba un buen vino, se podía escuchar un cante de oro en las voces de Pepe o de La Niña de los Peines, Pastora, su mujer.Se jugaba a las cartas a escondidas porque el juego se hallaba prohibido… y no se comían aceitunas porque el gran cantaor las odiaba con todas sus fuerzas.
Las llamaba “bolillas”. Y no podía ni verlas.
Pero estaba diciendo yo que había convenido una cita en la puerta del bar para llevarme al Niño Marchena a los estudios de la radio que estaban en la calle San Pedro Martir y voy a seguir añadiendo que me dio un plantón de categoría. Al fin apareció con unas dos horas de retraso cuando yo no sabía qué hacer para no seguir degustando deliciosas copas de Manzanilla La Goya.
“Pepe, ¿no te parece que te has retrasado una mijita? – le dije cuando apareció. Y escuché que, por toda respuesta, esbozaba una sonrisa y me contestaba…
Bustamante: Cada día tardo más en vestirme de Niño Marchena.”
Pues así… pero con mi ordenador. Que no me ha dicho nada de nada sino que se ha limitado a dejarse abrir y a mostrarme una pantalla llena de iconos desconocidos y de programas ocultos, todo lo cual me obliga a pasarme horas y horas como un sabueso .
Desde mi última “entrada” a la de ahora ha llovido tela marinera… se han mojado algunas cofradías. Se han quedado en casa más de la mitad y los locutores de Giralda, la televisión municipal, han tenido que sustituir las descripciones de los pasos y las imágenes por los mensajes de sus telespectadores que, en resaltable coincidencia, les dicen lo buenos que son y lo bien que lo hacen.
Mientras tanto “El Correo de Andalucía” sigue poniendo gente en la calle y otros medios de la prensa tradicional repiten esta lamentable deriva sin que la Facultad de Periodismo sienta que se les resquebrajan sus cimientos.
Del abono de las sillas mojadas en la Carrera Oficial hemos pasado a las calles temerosas de lucir los farolillos en una Feria que, para mayor impostura, ni siquiera es de Abril.
¿Para qué me habrán limpiado el ordenador?
3 comentarios:
Maestro, ¿sería muy complicado invitarle a usted una mañana de miércoles a un programa de radio que hacemos muy cerquita de San Lorenzo? Nos honraría mucho su visita. Si alguna vez le apetece, estamos a su disposición. Para hablar de Sevilla, su gente, su historia, su cultura, y su arte. De su libro. En libertad.
Ha sido una alegría encontrar este blog. Gracias, y no nos abandone usted tanto. Los romántico preferimos el papel, y la máquina de escribir. Pero el ordenador es lo que manda ahora.
Maestro que grande es usted, fiel seguidor
de sus libros y de sus trasmiciones.me apunto a seguir a su hijo el arte se lleva
en la sangre,ya estuve con uno de ellos en
caballeria y en la autoescuela las torres por los 85 la mili y 89 la austuescuela.saludos a todos maestro
Gracias por la acogida.
Estoy a vuestra disposición.
Brazos
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