Asi que me telefoneó un cofrade de esos que en estos días aprietan su escaso tiempo libre para dividirlo mejor entre reparto de papeletas y ensayos de costaleros y cuando colgué el teléfono encendí el televisor y me encontré con el Debate a dos bandas que había programado Canal Sur y como no quería dormirme antes de las doce hice zapping y me refugié en un documental que me permitió meditar un rato en ambas circunstancias que se habían sucedido casualmente.
Es verdad que se necesitan criterios para decidir el voto, pero es difícil hallarlos en estas producciones televisivas que rezuman falsedad, posturas preconcebidas y palabrería hueca.
La situación de Andalucía en el contexto de la crisis social en el que nos hallamos exige otra cosa.
Sabemos que la democracia es un bien precioso que tenemos que cuidar y perfeccionar cada día, pero quizás no somos conscientes de la fuerza y la capacidad transformadora de la sociedad que podríamos tener los cofrades.
Ante el creciente desprestigio de la clase política de cuya torpe actuación aparecen repetidamente elocuentes ejemplos hay que cuidar el destino de cada voto.
Esto me decía en mi forzado soliloquio cuando el zapping puso ante mis ojos la cara de buena gente de ese honrado mecánico de automóviles al que han tenido dos días en la cárcel como consecuencia de la denuncia que le hizo su propia hija.
Ahora la niña que pusieron bajo la tutela de la Junta de Andalucía se ha escapado. ¿A quien se detiene en este caso?... ¿Pecan de miopía el juez o los guardias?... La respuesta debe ser negativa. Son servidores de la ley y han tratado de cumplirla. Lo que sucede es que esos sedicentes padres de la patria que tan caros nos cuestan no saben redactar leyes.
¿Qué quieren ahora… que sigamos votándoles?...
Hay que reflexionar seriamente. El disputado voto del señor Cayo arde en nuestras manos.
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