jueves, 26 de marzo de 2015

REFORMAS


Esto ya está aquí. Y la casa sin barrer. Llega el Domingo de Ramos y todo sigue igual y lo que se cambia se hace con tantas esquinas vulnerables que la fuerza de la sensatez y la razón obliga a regresarlo a la situación anterior.

El problema se plantea con unos elementos fijos y varios móviles sobrevenidos sobre los anteriores  que estos se muestran incapaces de soportar. El reloj sigue siendo el mismo y nadie ha modificado ni las medidas ni la conformación de las calles, pero los ocupantes han crecido y ni caben en el espacio anterior ni se mueven con la existente perfección isócrona.

En la práctica esto se traduce en tres parámetros diáfanos: los recorridos de las cofradías miden igual, los tiempos de paso son, salvo mínimas alteraciones de encaje, los mismos, pero los nazarenos y el público espectador han aumentado ostensiblemente.

¿Cómo resolver la cuestión?... Pienso que con decisión y valentía. Uniendo fuerzas y abordando los desafíos con originalidad.

Cavilando sobre ello conseguí alumbrar una fórmula que he detallado y expuesto en textos anteriores colgados en este mismo blog. La denominé: “doble cortejo, doble Campana” y nadie de los llamados a desenredar el lío le ha hecho el menor caso.

Tampoco esperaba yo otra cosa. Por eso vuelvo a hablar de ello ahora, tras haber releído el comportamiento de Juan, el precursor predicador en el desierto anunciando la llegada del Mesías, cosa muy recomendable en estas fechas a lo que nos dedicábamos los cofrades antiguos en vez de saciarnos con anticipación de cornetas y tambores.

Doble cortejo para todas las cofradías cuyo número de nazarenos exceda del que anteriormente se consideraba normal para su corporación. Uno de ida, del templo a la catedral y otro de vuelta, de la catedral al templo.

Doble Campana por el alargamiento de la Carrera Oficial hasta el recodo, frente a Correos, de la Avenida con Fray Ceferino González, haciendo entrar las cofradías por la puerta Principal y levantando en ese sector una amplia y elevada tribuna.

La Puerta Principal se denomina también Puerta de Colón porque tras ella se halla, como es sabido, el túmulo funerario en honor del almirante Hay que establecer acuerdo con el cabildo catedral para trasladarlo de sitio.

Y ya está.


Tampoco en esta ocasión soy optimista. Quien lea esto lo considerará como fruto de las cavilaciones de un visionario. Seguiré meditando en el desierto de Juan.

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