viernes, 15 de abril de 2016

EL TORO DE VITORINO


En eso de bautizar los becerritos recién nacidos con nombres raros, los mayorales de las ganaderías no tienen parangón.

El viejo Vitorino cuya gestión como criador de toros bravos cada día engrandece más su historial, trajo este año  a la Maestranza una corrida perfecta. Acertada en el tipo, brava, noble y dejando al hierro a crecida altura con su comportamiento sobre la arena. 

Y, entre éste singular conjunto, venía Cobradiezmos, un toro negro, con la mirada franca y las ganas de embestir abiertas, al que su matador Manuel Escribano descubrió pronto y supo darle una lidia magistral mostrando con tal claridad los valores que atesoraba que el público pidió su indulto y el presidente lo concedió.

Fue una tarde que pasará a los anales de la plaza. El toro volvió a su cerrado a reponerse, el público abandonó los graderíos enardecido y satisfecho y la Fiesta Brava, hoy tan zarandeada y discutida por iletrados y tendenciosos, se alzó gozosa sobre el pedestal de su verdad y  grandeza.

Cobradiezmos tuvo suerte. No solo por ser conocido con un nombre extraño que puede recordar a los perceptores de esa limosna de los cristianos antiguos cuando reservaban al sostenimiento del clero aquellos diezmos y primicias que se hallaban codificados en la lista de los Mandamientos de la Iglesia, sino porque le tocó ser lidiado en Sevilla, fue sorteado y se escalonó como cuarto en el festejo a cargo de un matador de fuste, la afición supo valorar sus prendas y el presidente, José Luque Teruel, es hijo de ese gran banderillero que fue Andrés Luque Gago, servidor de la Justicia en su profesión privada como juez o fiscal y acostumbrado, por ello, sin titubeos a tomar decisiones y dictar sentencia.


En poco tiempo y después del novillo que lidió Rafaelito Astola cuyo recuerdo en forma de lápida figura en los corrales de la plaza, se les ha perdonado la vida a dos toros en la Maestranza. Creo que va siendo hora de que los propietarios del coso abran una enfermería veterinaria del mismísimo porte de las instalaciones que hoy comanda el doctor Mulet cuyo quirófano esté sustituido por un cajón de curas.

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