domingo, 28 de mayo de 2017

MADRUGADA, CULPABLES EQUIVOCADOS..


Me parecen muy meritorios los trabajos periodísticos que se están haciendo tras los sucesos de la última Madrugada. Y me devuelven a aquella del año dos mil en la que yo iba todavía de maniguetero en el paso de la Virgen de la Presentación de mi Hermandad del Calvario y viví la insólita e inesperada sorpresa aterradora de la noche alucinante.

Lo ocurrido dio para que corrieran auténticos ríos de tinta y perdóneseme la manida metáfora, desvaída en esta ciudad en que tantos cultivadores de la pluma convertida en ordenador las muestran recién paridas como fruto de su creatividad.

Apenas me desvestí la túnica, me dediqué a recoger lo más destacado de lo que se publicó en la prensa, la radio y la televisión de aquellos días, a lo que añadí los informes de las hermandades afectadas, algunos testimonios relevantes y los dictámenes oficiales.

Con todo publiqué “Madrugada de pánico” un libro que se agotó entonces y que fue seguido de tantas y tan destacables nuevas aportaciones que me llegaron sin petición previa que hube de incluir un capítulo adicional en mi siguiente obra.

No hubo más. Las autoridades judiciales dieron carpetazo al asunto por falta de presuntos acusados sobre los que hacer caer el peso de la ley.

Y así hemos seguido hasta hoy. Sabemos qué paso. Pero no conocemos los culpables.
Se aventuran soluciones aplicables en el futuro pero se equivocan los objetivos. La culpa no es de los protagonistas sino del público espectador.

Aunque repugne al análisis religioso del fenómeno cofrade, hay que considerar que las procesiones penitenciales constituyen un espectáculo que las hermandades regalan a la ciudad. Y de esta sucesión de representaciones escénicas el cartel que suscita una mayor afluencia pública es el de la Madrugada. Supongamos que los seis actos que la conforman se interpretan en el mismo escenario y que los espectadores que abarrotan el patio de butacas, a los  que se han regalado las entradas, no se saben comportar:.. Gritan, rompen los asientos, molestan al resto de los asistentes... ¿Qué es lo que hace el empresario?... ¿Identificarlos, denunciarlos y expulsarlos del local?... No. Pedir a los actores que modifiquen la representación.

Esto no se comprende. Esto es demencial. Pues el que quiera entender que entienda.

 



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