domingo, 21 de mayo de 2017

SESENTA AÑOS DEL PREGON DEL ROCIO DE RODRIGUEZ BUZON


Se cumplieron el pasado 19 de mayo. Corría 1957 y el acto tuvo lugar en el desaparecido teatro San Fernando de donde saliera en hombros de los cofrades sevillanos el ilustre poeta un año antes tras haber pronunciado el Pregón de la Semana Santa.

Si en aquella ocasión histórica su presentador fuera el Teniente de Alcalde Juan del Cid Calonge,en esta le cupo el honor al abogado José María Domenech Romero, hermano mayor de la Hermandad del Rocío de Sevilla, organizadora del acto, que, por ser su primer pregonero, lo nombró hermano de honor, imponiéndole después de sus palabras introductorias la medalla de la corporación.

Y si Juan del Cid Calonge había ponderado la dedicación de la poesía del orador a la Santísima Virgen en las diversas manifestaciones que representan las imágenes cofrades, Domenech se detuvo en su devoción rociera puesta de manifiesto con anterioridad.

En efecto, si repasamos la huella literaria impresa de Rodriguez Buzón, tras su poemario “Siembra en el alba”, publicado en 1948 y “Surcos” que le siguió en 1954, hallamos “Senda rociera”, apuntes de una romería editado en 1952, cuatro años antes de su famoso Pregón.

La Reina de la Marisma
está siempre acompañada
con un Niño entre los brazos
que es el Sol de la mañana
que es Lucero de la tarde
que es atardecer y es alba.
Y es Dios hecho Pastorcito
porque así quiere ayudarla,
conservando uno por uno
el rebaño de las almas.

Toda la maestría y el sentimiento lírico de Buzón se mantienen en versos como este fragmento, recogido de sus páginas finales, en donde además asoman claras referencias de su formación como cristiano.

“Esa es la voluntad de mi Padre que está en el Cielo, que no se pierda nada de lo que se me ha dado” (Evangelio de San Juan, capítulo sexto, versículo treinta y nueve)

A partir de aquellos momentos, que hoy se ven lejanos, gran parte de las hermandades rocieras cuyo número ha aumentado exponencialmente, quieren llenar las jornadas de vísperas romeras con un pregón. Y, como los literatos no abundan y los poetas menos, y aquí no valen ni los tweets ni los facebooks, se produce una catarata de copia y pega, sin respeto a los derechos de autor, que asombra.

(Si usted pronunció un pregón rociero alguna vez y lo escucha años después, reproducido en todo o en parte, en la voz de otro pregonero que no es usted, sin citar la procedencia, no sé de por aludido.

Lo peor es que tendrá que simular que le ha gustado mucho y aplaudir con entusiasmo.)

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