martes, 3 de julio de 2018

POBRE PABLO





Esto de estar jubilado y disponer de Internet le convierte a uno en espectador excepcional de los aconteceres patrios, dicho sea utilizando el adjetivo patrio con el debido respeto y admitiendo la existencia de algún ciudadano que desconozca su correcto significado o lo tache de anticuado o cosa peor.

Jubilado con tiempo libre, sin urgencias de acudir al tajo de cada día ni militancia partidista o sindical es una situación equilibrada y cómoda para atender el discurrir del espectáculo cotidiano si se asoma a la pantalla del ordenador.

Y  con ella he podido ver hoy que en eso de las primarias del PP le han hecho a Pablo Casado una faenita de cuidado. ¡Mira que decir que es el hombre de Aznar!... ¿Y ahora cómo se quita el pobre de Pablo ese sambenito?

Aznar es el pasado obsoleto y merecedor de archivo. El no se da cuenta. Su ego le puede. Me recuerda el papelito que hacen mis colegas de generación cuando se rebelan con la inevitable pérdida de juventud, se tiñen el pelo, se apuntan a un gimnasio y se divorcian de la parienta para aparearse con una muchachilla a la que doblan la edad.

Cuando Bertín Osborne invitó a Aznar a su exitoso programa en Telecinco cosechó el peor dato de audiencia de la serie.

Dicen que ha sido la competidora de Casado Maria Dolores de Cospedal la que ha divulgado el dato. Está en su derecho. Faltaría más. Maria Dolores, con sus ojos bellos y sus modales distinguidos, no actuaría nunca con hechos falseados.

En Andalucía tiene sus seguidores, pero creo que Soraya le gana por goleada. Y me parece normal. La preparación y  experiencia de la Santamaría son activos que hay que aprovechar. Su partido los necesita y la política española también.

No soy el único que piensa así. Más de uno de mi quinta, cronógrafo de los que hicimos el Servicio Militar Obligatorio, estamos deseando oír una voz que le meta a Sánchez las cabras en el corral.

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