domingo, 20 de enero de 2019

LA TIERRA DONDE NACI




Desde la conformación del nuevo Parlamento de Andalucía el pasado dos de diciembre, con la encadenada serie de acontecimientos que han generado la convulsión política que estamos viviendo, no hago más que pensar en mi condición de sevillano y andaluz.

Y como las dos editoriales que últimamente publicaban mis escritos desaparecieron, una porque falleció el hombre que la había creado y la estaba dirigiendo y la otra porque entró en concurso de acreedores que es como ahora se llama a lo que siempre entendimos como suspensión de pagos, no me queda otro remedio que valerme de mis propios recursos si quiero contemplar en letra impresa el fruto de mis cavilaciones.

Me ha servido el Canto a Andalucía que hace el mayor de los hermanos Machado. Y digo esto:

Desde Córdoba a Granada
y de Huelva hasta Almería,
la belleza coronada
tiene nombre: Andalucía.
Su corona guarda gemas
de lujosa pedrería
y ocho puntas que son lemas
abrazados a porfía.
“Cádiz, salada claridad”
Lo dijo Manuel Machado
Que no hay más luz de verdad
que, cuando llega, mojado,
un rayo puro de sol
en el rizado arrebol
de un mar azul y salado.
Córdoba calla y medita
en silencio y soledades
con un frescor de Mezquita
donde Dios mueve bondades.
Y Granada sigue oyendo
el largo llanto escondido
de ese regato perdido
que el tiempo va descubriendo.
Málaga canta y se asoma
a su costa soleada.
Almería sigue dorada.
Y Jaén es la paloma
de su plata olivarera.
Queda Huelva en la ribera.
Su mar inquieto desvela
secretos de carabela
anclados siempre en su orilla,
Y Sevilla...
Ocho ciudades a modo.
En una tuve mi cuna.
Bonita como ninguna
y, de las ocho,  semilla
porque mi cuna es Sevilla.
Con eso está dicho todo.

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