De la historia de la Fiesta, la fiesta hispana por excelencia, que es la Fiesta de los toros, se ha investigado y se ha escrito tanto, para desesperación de especuladores de legajos y detractores de todo lo que huela a español,( que es olor de acero bien templado y jazmín de terciopelo ), que no hay comentario desacertado ni aseveración inculta o pretenciosa ante los que no se opongan las lomeras de las viejas crónicas encuadernadas y los cantos de los libros, bien de divulgación histórica, bien literaria que adornan el camino de la verdad.
Literaria he escrito, además de histórica. Y a mi mente vienen los deliciosos trabajos del profesor Andrés Amorós de cuanto taurino hay en el habla nuestra de cada día.
“Ponerle a uno un par de banderillas” por soltarle dos frescas…”Crecerse ante el castigo” por superar las adversidades…”Tener buena mano izquierda” por ser convincente y negociador…
La proyección de “Los Sanfermines” en televisión está disponiendo este año de comentaristas avezados y de presentadores y presentadoras adaptados a la gran fiesta pamplonesa mediante un cursillo probablemente acelerado y de circunstancias. Los primeros, o por mejor decir, el primero, el veterano Javier Solano, ahora secundado en la Uno por la bella y televisiva Pilar García Muñiz, sigue haciendo gala de ponderación y sabiduría. Los otros, a los que hay que agradecer sus esfuerzos en busca de originalidad, en mi modesta opinión, distan mucho de su altura profesional.
Afirmar, en un exceso de comprensible complacencia con los protagonistas de los mañaneros encierros que la corrida a pie surgió en los verdes campos de la hospitalaria Iruña es un brindis ocasional sin sustento serio, aunque se quiera alabar el insustituible cometido de los pastores.
Como es sabido, el ganado se manejó a pie en el norte y a caballo en el sur, pero la corrida moderna es una invención sevillana, como pusieron de manifiesto, documentando su aseveración, los profesores Antonio Garcia-Baquero González, Pedro Romero de Solís e Ignacio Vázquez Parladé en un imprescindible librito que no debería faltar en ninguna biblioteca taurina.
También fueron andaluces, sevillanos de Utrera por más señas, el señor Antonio José Vázquez y el conde de Vistahermosa, creadores de las primeras ganaderías de bravo a finales del siglo XVIII para cuya selección impusieron la tienta a caballo que sigue utilizándose hoy en día. Y el segundo, origen, en cuanto a la genealogía de los encastes, con mayor o menor grado de pureza, de casi todas las ganaderías actuales, por lo que puede afirmarse, como escribió Filiberto Mira, que el toro de lidia es un producto pecuario esencialmente andaluz y genuinamente sevillano.
Todo fue naciendo progresivamente a la sombra de la Giralda,hasta llegar a la corrida actual. Hasta los clarineros de los que dejó anotado el marqués de Tablantes en sus Anales que al principio eran cuatro, de raza negra, hábiles en el manejo instrumental y siempre situados donde ahora se colocan: en el palco de toriles.
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