Bien se sabe que en televisión impera la imagen circunstancia que a menudo olvidan algunos comentaristas que proceden de la radio y describen lo que recogen con mayor acumulo de datos las cámaras como si estas no existieran. La palabra nunca debe ser sustitutiva, sino complementaria. El telespectador desea que le digan lo que las imágenes no le cuentan. Si,detrás de un paso, camina una banda y se interpreta una marcha procesional, espera que, antes o después, se proporcione el dato de su titulo y ,si es posible, de su autor. Sustituir esta aportación por un recuerdo del nombre de la banda o, aun peor, por una obviedad tal como referirse a que ha sonado la música, supone una indigencia cultural digna de censura.
Algo parecido sucede cuando se desconoce el significado de las palabras. Una cruz de guía no puede detenerse en el dintel porque se imaginaria sobre el dintel que es precisamente la situación contraria a la que se halla. El dintel es la parte superior de una puerta,sobre las jambas y estas cualquiera de las dos piezas que la sostienen. La cruz y los faroles se hallaran bajo el dintel, nunca encima que supondría ese “en el dintel” que les convertiría en equilibristas.
Por mucho que en el argot cofrade al estandarte de una corporacion se le conozca como el “bacalao”, el comentarista tiene el sagrado deber de llamar a las cosas por su nombre y mas aun a una insignia que ostenta ni mas ni menos que la historia,la devocion y el prestigio de la cofradía. Juan Carrero, de imborrable recuerdo, publico dos ediciones de su diccionario cofrade, una obra que debería constituirse en texto obligatorio para todos aquellos que arrostran la osadía de adueñarse de un micrófono sin mas preparación que la de un capirotero.
Asi ocurre lo que ocurre. Que ya puede insistirse en las Facultades de Periodismo sobre la necesidad de contrastar las noticias antes de divulgarlas, que avisamos del velorio de Angel Diaz de la Serna el que fuera conocido Presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, fallecido tiempo atrás, al confundirle con un pariente.
Y es que no cabe duda. En televisión impera la imagen. Ya se ve.
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