No se si a alguien ha llamado la atención como a mí la coincidencia de dos debates: Los toros en Cataluña y la subida del IVA. La fiesta brava ha empezado a discutirse en el Parlamento catalán en sospechosa simultaneidad con el propósito del Gobierno de subir el Impuesto sobre el valor añadido que pasaría en el principio del verano del dieciséis al dieciocho por ciento.
Los economistas expertos se oponen a esta medida aduciendo que en vez de incrementar la demanda de productos y servicios habrá de reducirla con lo que la recaudación será menor porque también bajará el consumo y no se conseguirá empezar a salir de la crisis sino penetrar más en ella.
En circunstancias normales, a las voces disidentes se habrían sumado las catalanas ya que esta disminución afecta por igual a todos. Pero no ha sido así. Inquietante silencio. Y, sin embargo se han movido de tal forma en torno a un tema que incide directamente sobre la memoria histórica, las costumbres heredades y la propia satisfacción de los espectadores como es la Fiesta de los toros a la que, como se ha repetido, atacan más desde la manipulación política que desde los argumentos discutibles.
Habrá que preguntarse por qué. Y la respuesta es muy clara. Porque el aumento no servirá para nada a los españoles en general exceptuando a los catalanes. El IVA que venía concediéndose al ejecutivo catalán en porcentajes variables, pero prudentes, por gobiernos anteriores, fue cedido en su totalidad por el del señor Rodríguez Zapatero a fin de conseguir su apoyo en una circunstancia anterior.
Esto significa que esta recaudación procedente de los productos fabricados en Cataluña y vendidos allí o en cualquier punto del mapa hispano, nutre exclusivamente las arcas catalanas… y los productos españoles vendidos en aquella Comunidad, también. Y, en consecuencia, el aumento les viene pintiparado porque aunque allí se pague igualmente, sus beneficios irán regalados a los que pagaron.
¡Ah, queridos, amigos!... Hay que exhumar el pan y circo. Hablemos de los toros. Traigamos a un señor de fuera con un apellido rarísimo para que nos explique el daño que hace un estoque… escuchemos a Salvador Boix que es el oráculo de José Tomás… encarguemos una conferencia a Joselito que sigue tan triste como cuando se retiró de los ruedos… todo menos hablar de la antigua pela.
¿Que el impuesto pasa del 16 al 18 por ciento…? ¡Bien por Elena Salgado! Mañana le enviamos un peluquero nuevo y otro traje de chaqueta. Aquí no se habla de esa cosa tan incómoda que son los impuestos. Vamos a discutir de toros y así tenemos a la gente enredada y distraída.
¡Anda que no!
2 comentarios:
Mandahuevos!
Que malicioso es usted D. José Luís. ¿O lleva razón?
Joder, al menos piensan.
Un abrazo
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