Mi amiga Carmen, observadora de la vida, ha comprobado que, desde dos décadas atrás, vamos alterando el idioma y, como no quiere perderse en ese fenómeno de comprensión al que ya se asomó Prestley en “Llama un inspector” que se produce cuando el que habla se refiere a un tema y el que escucha interpreta otro, por deficiente traducción de los vocablos que el primero emplea, ha ido confeccionando un curioso diccionario del que me ha enviado un resumen.
Yo, a mi vez, lo he resumido más y, como quiero meterles en el lio, he recogido lo escrito y con el cómodo copiar y pegar que nos ofrece el ordenador para evitarnos un trabajo superfluo, lo voy a divulgar aquí.
Repito que los derechos intelectuales no me corresponden y añado que me desposeo cortésmente del chapeau ante la muestra de ingenio y sabiduría que demuestra el lingüista que ha invertido su precioso tiempo en este esfuerzo.
AYER se decía: HOY se dice:
Somos ciento y la madre Overbooking
Trabajar bajo cuerda Contrato en Prácticas
Ninguna tía me hace caso No encuentro mi target
Vestirse con cualquier trapito Ser fashion
Hacer la vida imposible en el trabajo Mobbing
Vendedor Ejecutivo de cuentas
Robo indiscriminado de los políticos Déficit público
Profe de gimnasia Personal trainer
Me voy al bar a ver si ligo algo Me voy a chatear
Reunión de cantamañanas Talk-show
La calentura es mutua Funciona la química
Franja de máxima audiencia Prime time
Bragas y sostenes Lingerie
Tercer Mundo Países Emergentes
Despidos masivos Reestructuración
Joderle la vida a los demás Libertad de expresión
No encuentro restringido ningún derecho ni prohibición oxidada alguna acunada en el regazo de la extinguida ministra Sinde, así que… De nada.
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