sábado, 20 de abril de 2013

LA FERIA,SINGULAR

Ruego dispensa por permitirme el acomodo de trastocar el titulo de mi último libro publicado, "Sevilla,singular" (Abec, editores) para encabezar estas líneas.

Y es que en el Prado de San Sebastián desde 1847 y en Los Remedios a partir de 1973 (cuarenta años se cumplen en esta edición) la Feria sigue siendo desde su nacimiento un acontecimiento inédito de carácter universal.

Amarillean cada centuria transcurrida los documentos gráficos que la muestran en sus comienzos reducida a la calle San Fernando y a la vía central abierta en la arboleda del Prado. Y las instantáneas del Mercado de ganados en la actual Glorieta del Cid ante la antigua fábrica de tabacos.

Ya desde sus comienzos se advierte una separación entre lo que pretendían Ibarra y Bonaplata y lo que resultó al final con el impulso de la creatividad del pueblo sevillano.

El paseo de caballos con el desfile mañanero de cabalgaduras y carruajes es una buena prueba de ello.
Cuando la feria se crea están apareciendo los primeros automóviles con motor de gasolina   Los sevillanos pudientes han dejado de pasearse por la ciudad o de ir a sus posesiones en el campo como lo hacían en el siglo anterior, a bordo de carruajes tirados por caballerías. En ese tiempo, los envios postales que se recogían en La Venera y los viajeros que se trasladaban a Madrid tardaban cinco días en llegar y lo hacian en curiosos vehiculos que ahora se desempolvan y cubren el paseo en unión de los nuevos automóviles que pueden ser Hispano Suiza de los que empezaron a fabricarse en Barcelona o Studebaker como los que copiara el ceramista Enrique Orce para la fachada de calle Tetuán .

Reverte, el torero que dejó esa novia triste con el pañuelo en las manos que cantaron por sevillanas fue el primero que se lució por el Real sentado en lo alto de uno de estos artilugios rodantes. Y tan crecido fue el número de ellos que le siguieron que, junto con los faetones, las jardineras o los landaus colmaron de tal forma el paseo que, para cruzarlo, se hizo precisa la erección de la Pasarela (llamada "Torre Eifel de la alegría") que diseñó el ingeniero Dionisio Pérez Tobía en 1865 y fue derribada en 1921.

La Feria empieza con los carruajes en la plaza de toros de la Real Maestranza en  una exhibición única que organiza el Real Club de Enganches de Andalucía. Luego llegarán a rodar por las calles feriales con nombres míticos de toreros. Ya no encontrarán vehículos de motor, pero sí caballos briosos. Es como si el campo antiguo se trasladara a la ciudad.

Todo para que la Feria no sea una verbena sino un encuentro festivo sin posible parangón.

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