lunes, 11 de mayo de 2015

ESE TERRIBLE OLOR A CARNE ASADA


El accidente del Airbus gigante A400M me ha desempolvado los recuerdos de otra catástrofe aérea ocurrida en las cercanías de Sevilla de la que tuve que informar para Radio Nacional de España.

Sucedió el 12 de octubre, Día de la Hispanidad de 1962 y conmocionó toda la comarca de Los Alcores donde cayó el aparato.

Era el avión comercial "Convair Metropolitan", de las Líneas Aéreas Iberia, que había despegado del aeropuerto valenciano de Manises a las 12,30 del mediodía  para completar el servicio Barcelona-Valencia-Sevilla, en cuyo aeropuerto de San Pablo debía aterrizar a las 14,30.

No pudo hacerlo. Posiblemente a causa de la tormenta de  intensa lluvia y frecuentes rayos que caía, se estrelló antes en un talud del coto "Trigueros", del cortijo "El Acebuchal”, en Carmona.

El Convair Metrolitan era un avión bimotor de hélice con capacidad para medio centenar de pasajeros. En aquella ocasión volaban catorce, entre los que había un menor de edad. Fallecieron todos y los cuatro miembros del equipo de tripulantes que estaba formado por, piloto, copiloto, radiotelegrafista y azafata.

Iberia disponía de diecisiete Convair como éste que fueron bautizados con nombres de monumentos nacionales: Cibeles, Alcázar, Alhambra..etc .

A la emisora llegó la noticia sobre las tres y media  e inmediatamente dispusimos el operativo para cubrir el suceso que me tocó a mí, informador novato obligado por mi bisoñez a bailar con la más fea cubriendo las guardias de los días festivos.

Me fui para Carmona en la destartalada furgoneta Citroen de la radio conducida por su chófer habitual, el buenazo y cascarrabias Rivas, que no dejó de protestar durante todo el itinerario por haberle reventado su día libre. Y con nosotros se vinieron otros compañeros de la prensa.

Voy a eludir rebuscar en mi memoria para hacer la descripción de lo que nos encontramos. Si puedo confesar que, cincuenta y tres años después, no puedo comer carne asada si la he olido antes. Y que supe entonces el tamaño de muñón torrado en queda convertido un ser humano cuando se le quema.


En un asiento, del que solo quedaba su ennegrecido esqueleto metálico, encima de uno de estos tizones, aun humeantes, otro de menor tamaño  se abrazaba a él.

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