martes, 5 de mayo de 2015

IRREPETIBLE, JESUS HERMIDA


Era difícil trabajar así. La gente se detenía extasiada ante las pantallas encendidas desde tempranas horas y olvidaba la urgencia de sus propios quehaceres.

En enero de 1987 había regresado a TVE Jesús Hermida para realizar “Por la mañana”, magazine que permaneció hasta mayo de 1989 y los que también hacíamos televisión caíamos prendidos por su embrujo.

Los receptores se repartían por las estancias de aquel chalet al que despectivamente algunos llamaban chiringuito que se alzaba en la Palmera a unos metros de la iglesia del Corpus y había sido adaptado a estudios del Centro Territorial de Televisión en Andalucía.

Ante ellos suponía un esfuerzo considerable resistir la tentación de hacer un alto en el camino para volver a la simple condición de telespectador. Hay torero de toreros y presentador de presentadores. Jesús lo era. El concepto se desprendía de las palabras de una  aturdida y llorosa Nieves Herrero,  integrante del equipo femenino de aquel programa, al ser entrevistada pocas horas después del fallecimiento del histórico periodista.

Hermida trabajaba en “La Actualidad Española” cuando uno de los fotógrafos de la revista quiso tomar desde el aire la caravana de la Operación Clavel y capotó  la avioneta sobre el público que se apiñaba para contemplarla ocasionando la tragedia espeluznante que llenó de sangre y horror la prensa de aquellos días.

A él le encargaron que cubriera el suceso y tomó estrecho contacto con los locutores de Radio Nacional que, desde Sevilla, habíamos colaborado con Boby Deglané en la puesta en antena de la emisión benéfica. Desde entonces le conocía.


Andaluz de Huelva. De Ayamonte. De haber nacido seis siglos antes se habría embarcado con los marineros de Palos en las Naos del Descubrimiento. Se fue a América y narró con su estilo personalísimo la llegada del hombre a la luna. Si le dejan habría volado con él. Capaz era.

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