lunes, 23 de enero de 2017

DE PREMIOS Y DISTINCIONES


Me aterra que me den un premio. Ni distinción ni suerte en los cupones o en la lotería. No quiero premio alguno. Me parece que es una lamentable mala suerte eso de ser distinguido por algún jurado o por la suerte misma. Y sobre todo me angustia que se enteren los demás.

Si los premios se dieran en secreto... si no se enterase nadie... A lo sumo tu mujer, tus hijos y los cuatro amigos que te aprecian, vale. Pero eso de aparecer en la prensa y que te llamen de la radio y que también te mencione la niña guapa de la tele que ves todos los días, la verdad, me pone la carne de gallina.

Te dan un premio y los de siempre te ponen verde. Aunque te den abrazos de congratulación y te manden afectuosos mensajes por el whatshap. Verde que te quiero verde. ¿Y a éste por qué?.. .¿Y qué ha hecho éste?... Y empiezan a contar esa vida tuya que no has vivido llena de lindezas impublicables.

Pero te toca la lotería y es peor. Apenas se divulga la pasta que vas a cobrar empiezan a lloverte recados por escrito, por el móvil y hasta con visitas personales contándote tragedias y problemas que podrías solucionar con parte del dinero que ingresarás en tu cuenta corriente y te encogen el corazón.

No quiero premios. De verdad.

Hoy se entregan los de la prensa. Le conceden dos que me parecen extremadamente merecidos a un par de amigos, antiguos compañeros. Enrique García Gordillo y Fernando Gelán.

A ambos les he dejado recados cariñosos en sus correos electrónicos y les he dado la enhorabuena.


Si hubiera sido yo el receptor no me hubiese extrañado que alguien me transmitiera el pésame.

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