lunes, 8 de abril de 2019

UN PREGÓN DE ALTURA



Faustino Martínez Candau era el hermano mayor de mi cofradía del Calvario en aquella época romántica de los comedios del siglo veinte y en la presidencia del pasovirgen se sabía quién era por su elevada estatura sin necesidad de desprenderse del antifaz.

A Antonio Soto Cartaya  en la Vera Cruz le sucedía otro tanto. Eran hermanos mayores en un doble sentido porque también eran los más altos.

Ayer se ha pronunciado el Pregón de este año de la Semana Santa sevillana y ha corrido a cargo de la pregonera más espigada que podría hallarse en el mundo cofrade. Charo Padilla, sevillana de intramuros, con nacencia proclamada nada menos que en la mismísima calle Sierpes, es una real moza, pero además ha leído un texto que ha puesto el listón muy elevado, difícil de superar por continuadoras probables.

Su puesta en escena con personalidad y donaire lo ha convertido en un pregón de altura no por la talla de la pregonera sino por su contenido y la manera de expresarlo en el atril.

Le puse un WhatsApp apenas terminó el acto y se lo dije. Me pareció colosal. Cuajado de sevillanía y pleno de recuerdos, vivencias y anécdotas cofradieras.

No aburrió a nadie. Supo emocionar a todos. Fue ella misma. E hizo lo que sabe hacer, lo que hace cada año como componente esencial del formidable equipo de Fran López de Paz en Canal Sur Radio, narrar la Semana Santa.

Por si fuera poco contó con la colaboración de su parte contraria, el aplaudido compositor Manuel Marvizón que aportó su granito de arena, además de con una de sus marchas, dotando la lectura del texto de escogidos fragmentos musicales de partituras de los maestros Braña y Gámez Laserna.

Charo lució un  vestido azul de exquisita modistería, con zapatos cerrados de tacón alto. No fue una mujer vestida de pregonero, sino una sevillana elegante pronunciando el Pregón por primera vez.

Hoy los periódicos no escatiman halagos en sus crónicas de la ceremonia que fue retransmitida por ellos además de por la local 7TV.

Me quedo con el resumen que me hizo un joven costalero que escuchó el Pregón desde Madrid:

--- Yo me jarté de llorá.

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