jueves, 4 de abril de 2019

UN PREGÓN HISTÓRICO



El Pregón de la Semana Santa de este año mereció este calificativo apenas se conoció el nombre de la pregonera. Por primera vez, una mujer subía al escenario más importante de las cofradías para hablar de ellas. No cabía duda. El acto alcanzaba una de sus cimas.  Nadie puede ni arrebatarle ni discutirle este carácter de historicidad.

El hecho en sí me ha producido la natural alegría acrecentada por la profesión de la elegida, similar a la mía y la amistad y el leal compañerismo que mantenemos. Pero también me ha traído el problema de la falta  de entradas.

Cada vez que, en el  círculo familiar, se ha tratado el tema he prometido facilitarlas a las féminas cofrades que se integran en él cuando se diese esta circunstancia y, naturalmente, llegado el momento, sus ojos se vuelven a mí.

Me he visto obligado a desprenderme de los dos pases  que concede el Consejo a los antiguos pregoneros y asistiré al  acto a través de la radio o  la televisión local.

Pero sigo votando por que, abierto el camino, continuemos eligiendo mujeres pregoneras. Candidatas posibles hay en el seno de las cofradías y aun fuera de ellas, sobre todo en la literatura, la prensa y los medios audiovisuales. 

Y me voy a atrever a emitir un vaticinio.

Día llegara y, probablemente, no será lejano en el que sea elegida Eva Díaz Pérez. Novelista premiada, ensayista, periodista cuyos bellísimos artículos encontramos hoy en las páginas de ABC, se está ganando el nombramiento a pulso.

Y, si no, al tiempo.

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