viernes, 10 de julio de 2009

“Capuchino”,la negra historia de un toro colorao.

Sin quererlo ni pretenderlo siquiera porque “Capuchino” jamás tomó café, ni tuvo inteligencia,sino sentido,el toro colorao llamado así, herrado con el número 106 y perteneciente a la ganadería de Jandilla ha pasado a la historia negra de los 'sanfermines' al acabar con la vida de un corredor y como uno de los toros que más peligro ha creado en las calles de Pamplona.

“Capuchino” ha alcanzado así la ominosa lista en la que aparecen sus predecesores más antiguos: el que mató a José Cándido Expósito en 1771,primer matador de alternativa que sucumbía en una corrida… y el de Peñaranda de Bracamonte que acabó con la existencia de Pepe Hillo en Madrid … y así hasta las últimas cogidas mortales de Montolíu o Soto Vargas en la Maestranza.

Pero el muchacho que ha caído víctima casual de la furia desatada y ciega de un toro bravo, Daniel Jimeno Romero, un joven de 27 años de Alcalá de Henares, atraído por los festejos navarros, no era profesional del toreo sino corredor sanferminero, lejos de suponer que en la carrera le esperaba la cornada en el cuello que finalmente ha sido mortal para él, a pesar de que los servicios sanitarios que le atendieron de emergencia intentaron reanimarlo con un masaje cardiaco en plena calle, cerca de la plaza y rápidamente fue trasladado al Hospital de Navarra, donde fue operado de urgencia.

Esto ha sucedido catorce veces más. A lo largo de su historia, los encierros de San Fermín se han cobrado la vida de quince personas.
El último corredor que falleció tras participar en un encierro fue el pamplonés Fermín Etxeberria, que murió en 2003 tras sufrir un fuerte golpe en la cabeza en el tramo de Mercaderes.

Y, antes que Etxeberría, en 1995, tuvo lugar la que había sido, hasta la tragedia originada por “Capuchino”, la última víctima mortal por una cornada en un encierro. Se trataba de Matthew Peter Tasio, un estadounidense de 22 años que fue empitonado en el encierro del 13 de julio.

'Capuchino' estaba decidido a ser el protagonista absoluto de la carrera desde que sonó el chupinazo: los revolcones han sido inevitables. Al llegar a la plaza del Ayuntamiento, el colorao se llevó por delante a tres corredores en una misma embestida. Ya rezagado, continuó su marcha hacia Estafeta y en Mercaderes corneó en el abdomen a un mozo que se encontró de repente en su trayectoria.

No ha perdido el tiempo el codicioso ejemplar de “Jandilla”. ¿Ha hecho mal?...
No. Ha cumplido con su obligación de toro bravo. Precisamente con la que no cumplen sus hermanos de raza a los que ésta se la han aguado tanto en sus ganaderías respectivas que se echan derrotados sobre la arena apenas el espada que les toca en suerte termina su primera tanda de muletazos.

La Fiesta es así. Los encierros no son un juego. Ahí reside su grandeza épica.

Claro que si Eugenio Noel levantara la cabeza se valdría de estos lutos para pergeñar nuevas diatribas contra las corridas.

Nada hay nuevo bajo este sol cuyos rayos bajarán hoy sobre la Monumental Pamplonica con los negros crespones de la tristeza.

3 comentarios:

Paco Flores. dijo...

Es que esto del toro es más serio de lo que parece. No se trata de
"correr". Hay que saber colocarse,
hacer caso a las normas, pastores,
etc. Con tanto jubileo se hace im-
posible el tránsito "carrera" y lo
único verdadero es que San Fermín,
todos los días hace un Milagro.
¡Es que 9 días de juerga, son mu-
chos días!
Es otro concepto de la Fiesta y del
Toro.
¿Verdad que sí, Maestro?

José Luis Garrido Bustamante dijo...

Verdad que sí,Paco. Sobre todo porque impera la libertad,a nadie se le obliga a correr y siempre se aprecian los esfuerzos de las autoridades en sacar del recorrido a los que notoriamente demuestran que no deben hallarse en él.
De todas formas es muy triste que suceda lo que ha ocurrido hoy.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

La Popularización de las fiestas es buena pero el desmadre en el que se han convertido los encierros de San Fermín no tiene nombre.
Perdón pero no recuerdo el nombre del pueblo. ¿Se figura que todo el que quisiera se pudiera tirar por las escaleras esas que bajan en zancos girando y corriendo?
Todo en la vida tiene que tener un límite.
El toro cumplio como un bravo, felicidades para él aunque sea en la desgracia de una familia.
Un saludo.