Me cae bien el Delegado Episcopal para las Hermandades y Cofradías. Y me atrevo a suponer que la tendencia es recíproca.
Manuel Soria Campos ha hecho unas declaraciones a Fran López de Paz en el ABC del pasado domingo que he leído con el lógico interés y que hasta he llegado a subrayar en algunos párrafos. La tensión en el Consejo con la que ha acabado el curso hacía necesaria esta toma de postura del Delegado Diocesano al que muy oportunamente entrevista Fran.
Y digo que Soria me parece diplomático porque no elude ninguno de los temas que le plantea el periodista y se enfrenta a ellos con indudables dosis conciliadoras y de visión amplia del futuro.No escatima los halagos a Monseñor Asenjo, el arzobispo coadjutor, indudable poder del quehacer inmediato, pero no se olvida nunca de las merecidas loas hacia el Cardenal que lo situó en el puesto que viene ocupando.
Ahora bien, de la totalidad de sus respuestas al cuestionario periodístico, hay algo que me parece una obviedad, algo que me sorprende como precipitado augurio y algo que me obliga a tildar sin titubeos de imperdonable olvido.
Me parece una obviedad que el Padre Soria afirme que Monseñor Asenjo quiere a las hermandades y va a contar con ellas. Suicida sería no hacerlo. Desde hace siete siglos no existe en la ciudad un movimiento apostólico de mayor calado social que se haya mantenido, con insobornable pujanza, por encima de adversidades y recelos.
Me sorprende como precipitado augurio su convencimiento de que en la Iglesia de Sevilla le daremos gracias al Señor porque tendremos el mejor obispo que podamos tener para la nueva etapa. Dios lo quiera y yo seré uno de los primeros en bendecirle si esto es así. Pero obras son amores… Los tiempos no son fáciles y el Delegado Diocesano sabe que más de un cofrade veterano, al conocer el nombramiento del nuevo arzobispo musitó aquello tan repetido de “otro señor al que los cofrades tendremos que explicar de qué va esto”.
Y por último me parece un desliz memorístico hablar del presupuesto de gastos sin referirse primero al de ingresos. Por muy justificada o justificable que pueda ser la lista de las partidas a incluir en el detalle de posibles pagos. Por definición es inútil establecer una relación de gastos sin conocer antes de dónde se obtendrán los recursos para hacerles frente. Sin olvidar que, para conseguirlos habrán de gastarse también tanto partidas destinadas a su propia obtención como cargas impositivas.
¿Qué la gestión económica del Consejo necesita una profunda revisión?... Es posible. Pero yo me atrevería a añadir que lo que hay que revisar a fondo y con una urgencia que cada vez se antoja más inaplazable son los Estatutos del Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla.
1 comentario:
Inconcebible e imperdonable que después de la intensa campaña que hizo el Sr. Arenas basada en la modificación del Estatuto, aún ni siquiera haya tocado el tema someramente...
Así nos luce el pelo a los cofrades. Debe ser que el sillón de la calle San Gregorio provoca síntomas de amnesia.
Saludos
E. Morillo
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