sábado, 4 de julio de 2009

El gazpacho, Grande Covián y la dieta mediterránea.

Casi obligado resulta coger el rábano por las hojas que en este caso no serán tales, sino las hojas de las matas de tomates, pimientos o pepinos, para hablar de este plato exquisito que en el verano der caló, la caló y las calores, mitiga la sed, cubre con creces las necesidades alimenticias y, además, resulta baratito.

El gazpacho es, sin duda, uno de los platos más sanos para el verano en España. Es típico de la cocina tradicional andaluza y se viene enseñoreando de las mesas del Sur desde el descubrimiento del Nuevo Mundo, que fue cuando llegaron a los puertos hispanos numerosos productos entonces desconocidos, que muy pronto se incorporaron a la cocina española desde la andaluza :el tomate, el pimiento, la patata, el cacao,el maíz, el aguacate....

El cultivo de esta deliciosa solanácea, el tomate, fruta para unos y verdura para otros, fue el comienzo de la saga de platos típicamente andaluces, que podemos denominar con el nombre genérico de gazpachos y que, junto con la paella valenciana, son quizá unos de los platos españoles más universalmente conocidos por los extranjeros, desde el boom turístico de los años 60 y 70 en la Costa del Sol. Y hoy la presencia de la gastronomía española en muchos países, contribuye, igualmente, a hacer su apología como estrella de la gama de sopas frías españolas.

La palabra gazpacho, en uso coloquial, es sinónimo de mezcolanza, confusión o revoltijo.

Pero el plato ha tomado actualidad por otras razones en los últimos tiempos: el auge de la llamada dieta mediterránea porque es fuente de vitaminas, fibra vegetal, ácidos grasos, sales minerales y glúcidos.
Y aquí entra la intervención del profesor Francisco Grande Covián, un sabio asturiano de Colunga, que vino al mundo en 1909 y falleció en Madrid el 28 de junio de 1995,del que ahora se cumple el primer centenario al que yo tuve la suerte de entrevistar para los informativos de Radio Nacional de España.

Grande Covian,que después de graduarse en la facultad de medicina en 1931 empezó a trabajar con el también asturiano, Dr. Severo Ochoa en el laboratorio de fisiología, en 1939 se traslada a Madrid y desarrolla su actividad dentro del Instituto Ibys investigando en la preparación de vitaminas. A partir del año 1940 empieza a ejercer su vocación dentro del Instituto de Investigaciones Jiménez Díaz de la capital de España. Y en la década de los cincuenta trabaja en Estados Unidos protagonizando una prolífica carrera que se desarrolla desde 1953 hasta 1975 en la universidad de Minnesota, realizando durante esta época trabajos de gran calidad sobre nutrición para el ejército norteamericano.

De ello hablamos largo y tendido en aquella entrevista sobre todo de la Dieta Kiss a la que se sometían los soldados expedicionarios ingiriendo pastillas en vez de alimentos.

Yo,hoy, lo rememoro modestamente desde aquí con el título de la conferencia pronunciada en el homenaje en su tierra natal con motivo de este centenario: “Don Paco: Un Grande entre los grandes de la ciencia" y, en su memoria, me voy a tomar un vasito de gazpacho como lo hace mi mujer, sin cebolla, que el verdadero gazpacho andaluz no lleva cebolla aunque se haga en la versión madrileña, y con ajo, pimiento,tomate,aceite de oliva, media manzana,en vez de pan, que engorda,vinagre, agua y sal.
¿ustedes gustan?

2 comentarios:

Juanma dijo...

Qué envidia me da usted, que ese gazpacho debe saber a gloria. Hoy ya me pilla fuera de juego, pero mañana seguro que cae.

Muy bueno también el de mi mujer, sin pan, aunque con cebolla. Cada casa tiene el suyo propio, ¿verdad?

Un afectuoso saludo, que hace tiempo que no me dejaba ver por esta su casa.

José Luis Garrido Bustamante dijo...

Diga usted que sí.Le devuelvo el saludo con igual afecto.