Todo el mundo opina. Están en su derecho; pero qué mareo. Cuántas vaciedades. Qué demostración de ignorancia. El Barcenasgate está propiciando el desbordamiento de la imaginación que se vuelca sin pudor en las más osadas conclusiones.
Inevitablemente me acuerdo de Paco Buiza, el excelente imaginero carmonense que, tras la apertura de su taller en la calle Santa Clara, me permitía frecuentar su compañía en cualquiera de los acogedores mostradores de mi barrio de San Lorenzo. "La ignorancia es mu atrevía" me decía cuando comentábamos alguna escultura nueva con pretensiones de ser incorporada a la Semana Santa.
Así me parece mucho de lo que oigo asomándome a las tertulias de las diferentes cadenas de la TDT.
No se qué haría sin mi mando a distancia (y sin la paciencia de mi mujer, por supuesto) recorriendo el dial de arriba abajo. En varios encontré anoche la necrológica de Camilo Sexto. Falsa. Y en su origen, que desconozco, de mala fe.
Si el Barcenasgate es asimismo un bulo, que tampoco lo se, me felicito que la Justicia haya tomado con presteza cartas en el asunto.
Entre tanta inmundicia, mi ciudad es un estercolero y lo mejor que nos brinda la actualidad es que el Ayuntamiento y el comité de huelga de Lipasan hayan empezado a hablar y se vayan acercando las posturas.
No quiero ni imaginar el Via Crucis del próximo diecisiete con las montañas de bolsas malolientes componiendo el lamentable paisaje de la procesión.
Aunque el decorado no sería nuevo. A ver para qué echaban nuestros antepasados romero en las calles y hacían circular el aire empapado de vaharadas de incienso.
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