martes, 4 de junio de 2013

RECUERDO TRISTE


He arrancado el recorte y lo voy a conservar guardado en esa carpeta en la que también podría incluir la flor marchita, la carta postrera y el lazo anudado que adornó su melena la última vez. Así es de nostálgico. Pero no tiene nada que ver ni con amores imposibles ni con aventuras lejanas. Se trata de una hoja de papel recortada del periódico del día. Si me atreviera, lo intentaría abriendo un archivo en mi escritorio de Internet, pero prefiero el testimonio escrito. Como hago con las mortuorias. Para acordarme cada cabo de año.

Una muerte anuncia su texto también. La de los Astilleros de mi ciudad. En el río aparece fondeado el fantasma del barco que nunca pudo terminar de nacer en ellos. El casco neonato de un buque al que le impidieron surcar ríos y mares con el aura perfumada de azahar de su venida al mundo en el lecho húmedo de una grada sevillana.

Ahora lo remolcarán hasta Vigo donde los gallegos de las Factorías Vulcano completarán la obra que los operarios de por aquí, herederos de una de las más históricas tradiciones de constructores de buques, comenzaron en las atarazanas hispalenses.

Estos, Fabio, ay dolor, que ves ahora, campos de soledad, mustio collado… fueron un tiempo Itálica famosa.

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