Tiempo de borrón y cuenta nueva. Y de representación
visual de las sombras que dibujaba la intuición. Los números no cuadran. La
diferencia negativa se hace presente con todo descaro. Hay déficit en los
estados contables, pero también existe en otros aspectos que ennegrecieron al
dimitido trece, ya de infeliz memoria.
Déficit de valores. Déficit de actitudes. Déficit de
promesas… Muchos déficits acumulados que conforman una reacción de incredulidad,
escepticismo y desconfianza cada vez más extendida en los diversos estratos de
la sociedad.
Mientras la prudente administración de lo que percibimos
cada mes nos seguirá obligando a reponer en la gasolinera lo justito para que
el viejo automóvil que aun no hemos podido cambiar siga rodando, el periódico
nos informará que el gobierno ha firmado un acuerdo con Cepsa para el suministro
de combustible del parque móvil que ascenderá a más de un millón de euros.
Es de suponer que en este suministro no se incluya el del
Audi último modelo en el que se pasea por su territorio el alcalde de un pueblo
sevillano importante, ni el del otro regidor al que le da vergüenza hacer lo
mismo y lo mantiene encerrado de tapadillo en un corral cerca de su casa.
Es difícil que de esto nos hable la televisión que tanto
vemos en estos días invernales cuyo déficit de imaginación y calidad también percibimos indisimulado por los famosillos o famosetes que les birlan el
puesto ante micrófonos y cámaras a los mejores alumnos que acabaron sus
carreras en la Facultad de Ciencias de la Información y siguen condenándonos a
alardear de su estulticia justificando el habla andaluza con la más lamentable
ignorancia del idioma.
Déficit en “olor” de multitud. “Asín” son las cosas.
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