Lo comprendemos ahora los
que vivimos aquellos días y por la
compasión divina aun merodeamos por estos lares. Entornamos los ojos y se
proyecta en la pantalla de los recuerdos la imagen de ese guardia de la
circulación, gordo como Papa Noel, embutido en el abrigo azul de su uniforme y
tocado con salacof blanco como los cazadores que se encontraban con el Tarzán
atlético que aparecía en el cine San Vicente en la selva de cartón piedra de la
película de Hollywood.
El barrendero de la calle había
dejado por debajo de la puerta de casa una tarjeta con un verso malísimo
pidiendo el aguinaldo… pasaba el cartero y dejaba otra…llegaba el lechero que
puede que trajera el níveo fruto de las ubres de las rollizas vacas que
pastaban en el cortijo de Gambogaz que era de Queipo de Llano, y se sacaba del
bolsillo de su chaqueta de dril una tarjeta más con petición parecida…
Un pavo con las horas
contadas hacia escalas musicales
imposibles desde la azotea de una casa cercana y Obdulia, la carbonera, se
aprovisionaba de nuevas cargas de cisco para alimentar los braseros.
Las radios no funcionaban
por la mañana hasta que llegaba el suministro eléctrico y el día 22 los que
deseaban escuchar el comienzo del Sorteo de la Loteria de Navidad tenían que
desplazarse a la calle Rafael González Abreu, donde ya se hallaba Radio Sevilla
que abría a todos su estudio de cara al público que conectaba con Madrid.
Tiempo pasado, pero no
mejor. Sevilla resplandece en estos días. De luces y de buenos deseos. Mi nieta
me ha preguntado qué era el aguinaldo y le he contestado que un regalo navideño.
¿Cuándo eras niño también te los traía Papa Noel?, ha seguido interrogándome, y
entonces creo que he hablado más de la cuenta porque el obeso personaje del
traje rojo y las barbas blancas no deja de parecerme un invasor de ese
escenario que en aquel tiempo solo ocupaba el Niño Dios.
2 comentarios:
Todo eso lo recordamos, D. José Luis...Algunas canas pintamos pero los aguinaldos del basuerero, el barrendero, el sereno y el mozo de la tienda de ultramarinos (este sin tarjeta) siguen en mi recuerdo. Queríamos, además, contactar con Vd. desde la Hermandad del Cristo de Burgos a través del correo elgalloylacolumna@gmail.com o info@cristodeburgos.es. Muchas gracias y muchas felicidades. Ate. Manuel María Ventura.
Mi madre, y así me recordará, era devota seguidora de su persona y de su voz (tal y como le he contado en ocasiones bajo los arcos de la Maestranza). Un abrazo. Manuel María ventura
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