viernes, 14 de marzo de 2014

DEFUNCION CON REBAJAS


El hombre ha llegado a la peña hecho un basilisco.

--Me voy a morir a Barcelona.

Ha gritado nada más entrar. Y, ante la alarma de sus contertulios que, de inmediato, han supuesto que acababan de diagnosticarle una enfermedad incurable, ha añadido, en un paroxismo de aclaratoria indignación, que no se trata de eso ni de que el Ocaso haya inaugurado en la Ciudad Condal unas rebajas como las antiguas de los grandes almacenes apenas se perdía la estela luminosa de los Reyes Magos, sino que él se acababa de enterar porque se lo había dicho la Susana Griso de la tele entre sensuales movimientos de labios, que por cada ochocientos mil euros que un muerto dejase a sus herederos, estos pagaban en la capital catalana 353, y en Sevilla, en la de la muchacha de Triana que se ha encaramado al trono blanquiverde, sin pasar por las urnas, ciento sesenta y cinco mil. ¡Toma ya!.

Y quien dice en Sevilla, dice en las ocho capitales con sus pueblos respectivos de esta Andalucía antaño enredada en la primera, la segunda y la no se cuantas modernizaciones que se sacaban del cacumen los asesores de las campañas publicitarias a la presidencia de la Junta.

Alguien le ha dicho que eso no puede ser posible y el hombre ha respondido que la imposibilidad consiste en que llegue a tener ahorros cuando se muera para dejar a su familia ochocientos mil euros.

La realidad es esa. Y que la rubia y altísima presentadora, aun más crecida sobre sus frecuentes zapatos de tacón de aguja, dice esas cosas que deben estar prohibidas en el sur de la península.

¿353 Euros en Cataluña en vez de los 165.000 que hay que pagar en Andalucía de impuesto de sucesiones por cada 800.000 Euros de herencia?


¡ Menuda caravana de viejos desahuciados con rumbo a Barcelona se puede organizar cuando se corra la voz!

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