Se ha
resaltado en estos días y en ocasiones con textos bellísimos, el destacado
papel de Chano Amador, el médico anestesista, antiguo locutor de Radio Vida,
recientemente fallecido, en el programa “Saeta”
Como ya he
escrito otras veces, la audición que creara Carlos Schlater , dedicada a la
Semana Santa sevillana, viene considerándose como la primera y más antigua de
esta temática, aunque tuvo un antecedente también en Sevilla : “Ierusalem” que,
en los estudios de Radio Nacional de España,
empezó a escribir y presentar dos años antes, otro cofrade distinguido,
José Luis de la Rosa Domínguez, profesor universitario, que pronunció en el
Teatro San Fernando el Pregón de 1953.
Tanto
“Saeta”, como “Ierusalem”, se engendraron
en otras producciones de las que se desgajan cuando adquieren vida propia.
“Ierusalen”, con el título de “Gotas de cera” integraba un espacio de la
emisión semanal “Sevilla” que, con enseñanzas, anécdotas y curiosidades,
mantenía todo el año el espíritu de divulgación cofrade. “Saeta” se llama al
principio “Arrullos cofradieros” (Juan Carrero lo cita en su Diccionario) y
aparece como un breve espacio inserto en
“Vida de la Ciudad” la emisión que ocupaba los lunes la inicial hora de emisión
diaria de tres a cuatro de la tarde con la que empieza a trabajar la nueva
emisora desde febrero de 1955.
“Ierusalem”
se mantuvo hasta algo después de que en 1964, Radio Nacional en Sevilla trasladase su sede a la calle Marqués de
Paradas. “Saeta” se consolidó año tras año hasta que faltó a su cita cuaresmal
en el 2007 y, afortunadamente, la recuperó Paco Robles en la pasada Semana
Santa.
El primer
locutor que tuvo fue Chano. Luego llegaron los demás. Pero Chano fue en la
radio mucho más que eso. Pionero y fundador con otros de Radio Vida, que luego
iría creciendo y transformándose hasta llegar a la Cadena Cope, formó
parte de la plantilla de empleados fijos
de la emisora en la que llevó a cabo toda suerte de programas. Desde los
Informativos a las entrevistas… desde la narración de dramáticos a la locución
de monográficos y especiales. Fue profundo conocedor y aficionado al cante
flamenco y entendido en todo tipo de músicas cofrades. Tanta fue su dedicación
al mundo de las ondas sonoras que tuvo que irse a Cádiz a finalizar la carrera
de medicina.
A la radio
volvió, acabada ésta y obtenida su especialidad de anestesista ya como
colaborador esporádico aunque siempre la dirección de la emisora contó con él
para “Saeta” en donde no solamente prestaba su voz inconfundible y su estilo
depurado y perfecto como orfebre de la palabra hablada sino su experiencia en
la elección de montajes musicales y otros complementos de la obra radiofónica.
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