Cuando yo
hacía “Caravana del disco” o “Ni más ni menos” en Radio Peninsular que era la
emisora en Sevilla de la cadena comercial de RNE, el servicio de Correos del
que disfrutábamos los españoles podía echarse a pelear en demostración de
eficacia con el más perfecto del mundo.
Sacos de
correspondencia recibía diariamente y las cartas llegaban aunque careciesen de
señas completas. Era el anticipo de las redes sociales, del twitter y otros
avances del microbloggin y demás sistemas de enlace con el público de que hoy
disponen los presentadores televisivos para introducir naderías entre
descripciones precisas.
La afición a
la comunicación postal, a la que, dicho sea de paso, los españoles no hemos
sido nunca muy aficionados, ha ido relegándose progresivamente obligada por
esta irrupción masiva.
A don Jacinto Benavente le costaría escribir hoy su “Cartas de mujeres” y los pendolistas que hasta fines del siglo dieciocho abrían sus covachuelas en la acera frontera a la fachada de la Catedral para escribir las cartas a todos aquellos que no habían aprendido a hacerlo, se habrían quedado sin trabajo antes de ser marginados por la instrucción pública.
El Servicio
de Correos ya no es lo que era. He tenido ocasión de comprobarlo enviando una
carta urgente. La franqueé con el recargo. Contemplé como la empleada de la
oficina que me atendía fijaba en el sobre el sello de 3.50 y otro más con el
aviso en detonante color rojo “Carta urgente nacional” y espere que llegase de
inmediato a su destino.
Esto era el
viernes 27 de Junio. Hoy la he recibido devuelta con una palabra manuscrita al dorso: “Marchó”, dice. Y una
fecha: 30 de Junio del 14.
La misiva era
para el director de la sucursal de mi banco que se ha trasladado unos metros.
Ya no está en Martin Villa, sino en Campana. Pero sigue luciendo el mismo
rótulo que campea sobre su puerta de entrada. Suficiente para que el
funcionario o funcionaria encargados de su distribución la devuelvan a su
procedencia. Marchó. Pues, sí. Y mis 3,50 euros que son casi 600 de las
antiguas pesetas se fueron también.
¡Ay, aquellos
tiempos en los que me llegaban las
cartas solo con la palabra Caravana escrita encima del último single del Dúo
Dinámico!
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