No daba
crédito a lo que acababa de oír. Elena Sánchez, esa chiquita monina de la que
dispone televisión para sustituir a la Igartiburu, a la presentadora de los
Sanfermines y a la de Cine de Barrio, la última, Conchita Velasco, con los
mismos gestos, posturas y movimientos de las reemplazadas, pero como si ella
los acabase de inventar, terminaba de decir que los tuneros disfrutaban de una
alta participación en la película La Casa de la Troya.
Como la
chatita y pizpireta presentadora avilesina, que no sé por qué, introduce una
ondulante S delante de su apellido, no comentaba faena alguna de los pescadores
de atún, es decir de los auténticos atuneros y además había birlado la inicial
de esta palabra, era de suponer que deseaba referirse a los integrantes de las
tunas universitarias que figuran en la evocadora película que se rodó en 1959
sobre la inmortal novela de Alejandro Pérez Lujín y que en la Universidad de
Santiago de Compostela, donde discurre parte de la trama, como en la sevillana
o la complutense se llamaron siempre tunos.
¿Lo dijo ella
de su propia cosecha o lo había incluido antes el guionista de la serie en un
gratuito ejercicio de creación de palabros? La tele que hoy dirige el hijo de
aquel histórico y fabuloso Ramón Diez que se llama como su señor padre que
santa gloria halle, lo debía aclarar con presteza para que los que recordamos
aquella Cárcel de Papel que edificara Evaristo Acevedo en “La Codorniz” sepamos
el nombre del preso o presa que hoy la visitarían sin remedio.
Las
reparaciones engrandecen a quienes hacen acopio de dignidad ofreciéndolas.
A tal señor,
tal honor. El Corte Inglés, del que yo escribía, días pasados, afirmando que
distaba no poco del ejemplar establecimiento con el que siempre me relacioné,
me obsequia con un mentís, educado y cortés, que, en nombre de su Financiera,
pretendía darme con explicaciones a domicilio.
Naturalmente decliné la visita,
aceptándolas por teléfono y llegando a la conclusión de que los autores del
malentendido son los bancos y más que ellos eso del IBAN que no es el IVAN con
el que los progres llaman Juan a sus niños para no confundirlos ni con el
Bautista ni con el que acompaña a la Virgen en algunos pasos.
Aclaradas las
cosas, espero que el parrafito cumpla su misión que habrá de perpetuarse
durante los días que siguen porque como todos los años este bloguero cierra por
vacaciones aunque no albergue proyecto alguno de veranear fuera de “Costaljarafe”
donde se está tan a gusto.
Hasta
septiembre, amigos.
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