¿De dónde ha
salido esa moda de aplicar el verbo dar cuando se habla de la celebración de la
Eucaristía?
Buscamos al
cura para la conmemoración o la exequia y le pedimos que “nos de” una Misa. De
celebrar, nada de nada. Andamos más bien regularcitos de expresión verbal.
Sobre todo en lo que concierne a la religión o al ejército.
La Eucaristía
es fuente y culmen de toda la vida cristiana. Así lo recuerda el catecismo. Y
se denomina también Santa Misa y de otras varias formas, pero siempre relativas
a su institución el Jueves Santo. El clérigo consagrado repite el acto cuando
oficia la ceremonia. No la da. La celebra.
Y el ejército
cuando acude con una formación castrense de honores, como lo hizo días pasados
en la proclamación del nuevo monarca, recibe a la bandera con el arma
presentada, como máximo homenaje que puede brindar con su protocolo de siglos a
la enseña nacional.
Las niñas que
comentaron la ceremonia en la uno de
televisión no lo sabían y atribuyeron el movimiento de soldados, los toques de
órdenes del cornetín y la interpretación de la marcha a ensayos previos de la unidad militar.
Lamentable.
Es lógico que
guardaran un ignorante silencio cuando las cámaras recogieron en primer plano
nada menos que el escudo del Regimiento Soria nueve, que estuvo mucho tiempo de
guarnición en Sevilla y, que, con
más de quinientos heroicos años a sus espaldas, posee el título de ser el más
antiguo del Ejército de Europa y, por tanto, del mundo occidental.
¿Así cómo nos
va a extrañar que, cumpliendo decisiones del Ministerio de Defensa la Comandancia Militar de Marina abandone el
pabellón de la Marina de Guerra de la
Exposición Iberoamericana?... Antonio Burgos en su recuadro de ABC de hoy dice
que es como si quitaran Capitanía de la Plaza de España o Aviación vendiera
Tablada.
Me sumo a su
amarga reflexión y añado mi tristeza.
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