Me he pasado casi una tarde y media mañana repasando en la prensa de papel y de Internet lo que se ha escrito sobre la visita del número dos del Vaticano a nuestro país y sus claves interpretativas y puedo y debo confesar que no he sido capaz de encontrar respuestas satisfactorias a todos mis interrogantes.
Para empezar y, según he conocido de fuentes romanas, la invitación a Bertone se la hicieron al final del último Sínodo de obispos celebrado en Roma del 5 al 26 de octubre del año pasado, Rouco, Cañizares y Blázquez. La convocatoria es, por lo tanto, tripartita, del cardenal de Madrid en primer lugar, respaldada por los otros dos prelados.
Pero una cosa es la invitación en sí misma y otra la agenda de la visita. Lo lógico es que Rouco creyera que iba a organizarla a su antojo. Mas, al parecer, no ha sido así. Y cuentan que esto ha ocasionado un roce del purpurado gallego madrileño con la Secretaría de Estado. La agenda, en clave mucho más política de lo que el Presidente de la Comisión Episcopal hubiese deseado, la ha confeccionado Bertone con la ayuda y el asesoramiento del cardenal Cañizares que ejerce ya como miembro de la Curia a todos los efectos. De ahí su presencia al lado del Número dos del Vaticano alejándose cada vez más de Rouco con el que no puede afirmarse que haya roto relaciones, que eso no sucederá nunca, pero sí que actualmente éstas se hallan muy deterioradas. Con un profundo distanciamiento afectivo entre ambos, fundamentalmente por el asunto de Jiménez Losantos en la Cope. Y por la sucesión de Cañizares en Toledo.
Por cierto que Marcello, pseudónimo de Pablo Sebastián, afirma en La Estrella Digital que los días de Federico Jiménez Losantos en la Cope están contados, y que en junio no le renovarán el contrato, siendo sustituido por Cristina López Schlichting. Con este movimiento, la Cope busca firmar la paz con el PP, el Gobierno, los medios de comunicación y todas las personas e instituciones que han sido atacadas y descalificadas por el locutor que dirige y presenta “las mañanas”.
Pero no quiero apartarme del tema. Ayer decían los periódicos que Bertone, tras ser atendido como protagonista del viaje oficial que no ha hecho, (con visitas del máximo protocolo a las primeras autoridades del país, empezando por el Rey e incluyendo al Líder de la Oposición), en la conferencia que ha pronunciado bajo el título de “Los Derechos Humanos en el Magisterio de Benedicto XVI” con motivo del sesenta aniversario de su Declaración Universal, ha presentado una enmienda a la totalidad a la política social de Zapatero.
¿Qué suponía la Vice cuando fue a recibirle vestida de obispa, a falta de tocarse con velo de blonda y portar rosario en las manos? ¿Que iba a aceptar el aborto, la Educación para la Ciudadanía y otras perlas rechazadas ya por la Conferencia Episcopal?... Pues, no.
¿Entonces para qué ha servido la visita y la desmesurada recepción oficial?... Deduzco que desde la óptica del Gobierno solo para una foto a la que supone alta rentabilidad. Acallar las conciencias de sus votantes en desacuerdo moral con la conducta laicista del Ejecutivo a quienes se pretende convencer con esta puesta en escena de una piadosa María Teresa acompañada de algunos ministros como comparsas.Todo sea por el voto y la perpetuación en el poder.
Y desde la visión eclesial habrá que atender a las sutilezas de la diplomacia vaticana, antigua y sabia como es conocido. Aunque, hablando de fotos, resulta curiosa la que firma Ernesto Agudo en al ABC mostrando al Secretario de Estado Vaticano y al Cardenal Rouco. Al primero le asoman los filos blancos de los puños de la camisa. Al Cardenal de Madrid la bocamanga de la mano que extiende casi llega a taparle los dedos .Seguramente son problemas de sastrería porque sería pensar malévolamente imaginar que lleva una carta escondida.
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