Trato de resistirme al señuelo de Internet. Lo considero bastante similar al de la televisión. Los dos te engañan si bajas la guardia. Y,cuando lo adviertes, te encuentras chateando sin querer o prendido en la trama de una vídeomovie.
Sin embargo observo que no todo el mundo es igual y proliferan aquellos que, a falta de cosa mejor que hacer, utilizan este medio poderoso del cual estoy sirviéndome ahora para matar sus ocios. Los fines de semana mi correo se llena de observaciones intrascendentes, requerimientos publicitarios o mensajes vacíos.
Aunque,entre ellos, algunas veces aparece la misiva original o divertida que, por lo menos, te hace perdonar lo anterior.
Ayer han depositado en mi buzón cibernético un texto así, remitido a una extensa lista de destinatarios relacionados entre sí únicamente por el global conocimiento del autor.
Lo copio íntegramente porque creo que no tiene desperdicio. Dice así:
“Un hombre camina por la calle de un pequeño pueblo, cuando de pronto se da cuenta que encima de él hay un globo aerostático flotando.
De ese globo cuelga una canasta, y en esa canasta hay un señor, que le hace señas desesperado.
Con curiosidad, se aproxima lo más que puede y escucha con atención.
Por fin, el piloto del globo logra que el aparato descienda un poco y le grita:
- Disculpe ¿podría ayudarme?. Prometí a un amigo que me encontraría con él a las dos de la tarde, pero ya son las dos y media y no sé donde estoy.
El transeúnte, con mucha cortesía le respondió:
¡Claro que puedo ayudarle!. Usted se encuentra en un globo de aire caliente, flotando a unos veinte metros encima de esta calle. Está a cuarenta grados de Latitud Norte y a cincuenta y ocho grados de Longitud Oeste.
El aeronauta escucha con atención y le pregunta con una sonrisa:
-Amigo. ¿Es usted del PP?.
-Si señor, para servirle, pero ¿cómo lo supo?.
- Porque todo lo que usted me ha dicho es técnicamente correcto, pero esa información no me sirve de nada y sigo tan perdido como antes.
El hombre del PP se queda callado a su vez, y al final le pregunta al del globo:
-¿Usted, no será por casualidad del PSOE?.
- Si, soy socialista. ¿Cómo lo ha averiguado?.
- ¡Ah!. Muy fácil: mire, usted no sabe ni donde está, ni para donde va. Hizo una promesa que no tiene ni idea de cómo cumplirla, y espera que otro le resuelva el problema. Está exactamente tan perdido como antes de preguntarme. Pero ahora, por algún extraño motivo, resulta que la culpa es mía.”
Cuando después de haber leído esto, le llegan a uno las “lindezas” que se dicen entre sí los partidos mayoritarios, inevitablemente concluye que así como las aficiones del Betis y el Sevilla suelen dar a los jugadores ejemplos de comportamiento cívico, también el pueblo lleno los ofrece a manos llenas a sus presuntos líderes.
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