“Si los periodistas españoles hubieran hecho sus deberes, España no sería hoy una cloaca. Ante el miedo a que los ciudadanos conozcan sus fechorías, las ratas, asustadas, se habrían escondido en sus madrigueras. Pero sin auténticos periodistas que digan la verdad y denuncien los abusos y corrupciones del poder, los miserables se tornan impunes y tienen todo el campo libre para cazar.
Si los periodistas hubieran hecho bien su trabajo en España, la democracia no habría sido asesinada por los partidos políticos y transformada en una oligocracia sin dignidad ni respeto.
El periodismo libre es la columna vertebral de la democracia, pero el periodismo sometido es el sostén de la tiranía. El periodismo español está enfermo porque hay demasiados profesionales que han renunciado a la independencia, que no propagan la verdad, sino la verdad del poder, que es muy distinta, y que se han sometido a cambio de dinero, privilegios o, lo que es todavía peor, en espera de ser recompensados por los poderosos. Aquellos periodistas que aportan luz, información independiente y verdad, son los guardianes de la democracia, pero los que se han sometido son "los perros del poder".
Estas palabras tan duras son las que utiliza Francisco Rubiales para presentar un libro que acaba de escribir y que titula de forma parecida ("Periodistas Sometidos. Los perros del poder" Editorial Almuzara, 2009). Es el tercer y último de la trilogía de pensamiento político que comenzó con “Democracia Secuestrada” (Almuzara 2005) y continuó con “Políticos, los nuevos amos” (Almuzara 2007). Se trata de un trabajo al parecer de investigación y crítica del que se hace eco la Asociación de la Prensa de Sevilla a la que debo la información recogida en su Boletín de Internet.
Obviamente, frases tan implacables no pueden aceptarse tal como quedan expuestas.La generalización siempre me ha parecido peligrosa y, cuando menos, inconveniente e injusta. Y a las afirmaciones de Rubiales aplico este criterio.
Creo que hay muchos periodistas españoles que han hecho y siguen haciendo bien sus deberes, lo cual no obsta para reconocer que demasiados profesionales se han provisto del salvoconducto de un carnet que les obliga a renunciar a sus criterios para someterse a los que les impone el partido o sindicato al que pertenecen.Pero “desgrasiaito de aquel que come en manita ajena,siempre mirando a la cara si la tiene mala o buena” que decía la letra sabia del viejo cante flamenco. Son periodistas apagados que vendieron su independencia.
A cambio hay otros y por ahí andan, arrastrando su desengaño pero incólumes en su dignidad, que fueron traicionados por el medio al que servían y que, cuando el político corrupto al que denunciaban acudió a los tribunales y el periódico o la emisora donde se publicaron sus denuncias consideró que podían perder el pleito, negociaron con la parte contraria la cabeza del periodista al que por toda condena impusieron el silencio.
No son, pues, Francisco Rubiales, los periodistas “los perros del poder”. Algunas empresas periodísticas, sí.
Usted, que creo que fue periodista, antes de dedicarse hoy a la publicidad, sabe bien que el periodista que hace investigación, es un suicida si no está seguro de hallarse acogido al paraguas protector del medio en el que trabaja. ¡Ay de él si éste, el medio, cambia de criterio cuando cambia de director!
3 comentarios:
Hombre Don José Luís, no podemos negar que hay muchos, pero muchos, periodistas "sobrecogedores".
Es gracioso ver a algunos lo fácil que cambian de opinión según donde la estén emitiendo.
Últimamente lo observo en los tertulianos del Programa de Carlos Herrera: por la mañana en la radio una opinión, al mediodía en Canalsur TV otra o la misma pero muy difuminada.
Al final como todos los oficios y que se salve el que pueda.
Perdóneme una pregunta, ¿cuando se informan algunos periodistas y cuando hablan con quien dicen lo hacen?, si siempre están en las radios o en las televisiones. En ese oficio tienen que abundar los negros, ¿no?
Saludos.
D. José Luis:
Le ruego que lea mejor. Si lo hace, comprenderá que el libro no generaliza, ni dice que los periodistas son "perros del poder", como usted parece entender. Dice y demuestra que los periodistas que se someten, renuncian a la verdad y ponen su pluma, su voz y su inteligencia al servicio del poder, esos sí son "los perros del poder".
Otra cosa: No me dedico a la "publicidad", como usted dice. Doy clases en la universidad, dirijo una empresa con 50 periodistas, investigo y publico artículos y libros.
Un cordial saludo.
F. Rubiales
¡Albricias! El autor me visita y me ruega que lea mejor.(Siempre lo hice.Por eso me pagaron).Desea que comprenda que el libro no generaliza como yo parece que doy a entender.
No.No quiero dar a entender eso.También le ruego a él que relea lo que escribo y la conclusión que saco:que son más perros del poder las empresas que a él se venden que los periodistas que trabajan en ellas,obligados a seguir sus pautas o a engrosar las listas del paro.
Otra cosa: Siento que no se dedique a la publicidad.Yo sí me consagré a ella cuando me hallaba en activo.Pero era una época en que los papeles estaban muy claros:Si hacías publicidad no podías ejercer el periodismo. Y al contrario.Hoy está todo tan mezclado que se han invadido los campos en una confusión interesada que debe ser muy rentable para las empresas emergentes que juegan en ellos.
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