Tan habituados nos dejó Maleni a las viñetas divertidas y las respuestas sorprendentes que no podemos evitar una sigilosa mueca escapada en busca de complicidad cuando se advierten comportamientos distintos en el gremio de las féminas ministeriales.
Aun se atropellan en el aire las frases imprecisas de la cesada ministra malagueña cuando se alzan las voces de algunas de sus sustitutas en el banco del gobierno con precisos deseos de redención de clase.
Y a ellas van a ir estas líneas que, sin embargo, no pueden obviar hoy, precisamente hoy,a la simpar Bibi que contempla el artesonado del hemiciclo, con mirada vacua, mientras conoce que el Consejo de Estado avala la constitucionalidad de la reforma de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que sustituirá a la actual vigente desde 1985 y pide que los padres sepan si abortan sus hijas menores, admitiendo el aborto libre hasta la semana 14 y situando en 16 años la mayoría de edad para decidir sobre la interrupción voluntaria del embarazo.
En su fuero interno, la Bibi puede sentirse satisfecha. Ella tan amante de la vida y de la juventud. (“Amanece en Cadiz”). A fin de cuentas ya dijo un día en una entrevista radiofónica que “El feto es un ser vivo, pero no humano” sin importarle que todas las mujeres que están y que estuvieron en los distintos gobiernos centrales y autonómicos de la Democracia se sintieran ofendidas por la estulticia de sus aseveraciones.
Por el camino contrario ruedan sin embargo las frases contundentes de Elena Salgado y de Carme Chacón. A la primera no le salen las cuentas y reconoce que ni eliminando los 400 euros de deducción del IRPF (4.500 millones), ni incrementando del 18 al 20% la tributación de plusvalías (500 millones), ni subiendo dos puntos el tipo general de IVA (5.000 millones), suma los 15.000 que necesita recaudar para cuadrar el Presupuesto. Y no va a tener más remedio que
subir los tipos del IRPF a las rentas del trabajo, por encima de 60.000 euros.
La segunda aborda las economías de la cuenta de la plaza por el procedimiento sencillo de gastar menos y más racionalmente y ha instado a la flota que faena frente a Somalia a que contrate seguridad privada, descartando embarcar militares en los pesqueros con un argumento incontrovertible: la misión desplegada para dar seguridad a "empresas privadas haciendo negocios privados" cuesta 75 millones anuales a los contribuyentes españoles.
Pues muy bien. Ya era hora de que a los enriquecidos armadores vascos del PNV, tan escurridizos en su política traicionera con el poder central, se les hablase así de clarito.
La ministra considera necesario que "los atuneros del Índico hagan su aportación" y ha
respondido así en el Congreso a una interpelación presentada por el PNV, que ha reclamado al Gobierno impulse medidas para proteger la seguridad de la flota atunera que faena en el Índico, en aguas de Somalia.
O sea piden que los denostados españoles carguemos con la factura de su seguridad, para que ellos se lleven el dinero.
Lo mismo que los catalanes el aumento del IVA. ¿Lo recuerdan?
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