miércoles, 29 de septiembre de 2010

Aquellos sindicatos.

A los sindicatos del franquismo les habían borrado de un plumazo dictatorial su color partidista unificándolos bajo el término común de “sindicatos verticales” en los que se afiliaban obligatoriamente no los obreros, sino los productores.

El único obrero que existía era el esposo de la Virgen Maria, San José Obrero.

A esos sindicatos descafeinados la gente les llamaba verticatos.

Hasta que apareció Marcelino Camacho con Comisiones Obreras.

He recordado mucho en estas horas las numerosas entrevistas que le hice. Continuamente tenía que advertirle del tiempo que me habían dado para su ajuste final. Preguntase lo que fuera él siempre soltaba la extensa perorata que le parecía conveniente y advertía luego conturbado cómo le habían cortado lo que deseaba resaltar.

Al final, aprendió y reducía en frases breves lo más sustancioso de la respuesta, según su criterio, que conseguía encajar en los segundos iniciales de la grabación.

Me hubiera gustado mucho escuchar a aquel Marcelino en esta singular jornada de reivindicación sindical que acabamos de vivir.

4 comentarios:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Por lo menos a esos sindicalistas había que reconocerles que sabín lo que era trabajar. Marcelino no trabajó mucho pero tampoco lo dejaron al estar siempre de carcel en carcel y como él otros muchos.
Eran más fiables diría yo.
Del vertical ni hablamos pues era lo mismo que tenemos ahora pero con queridas conocidas.
Saludos

Juanma dijo...

Bueno, querido maestro, ha sido usted muy elegante con lo de singular jornada. Sí, mejor dejarlo así.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Buen post, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)