Aunque, como dije, puede ser inevitable recordar en este mes las golondrinas de Bécquer, si bien no volaron nunca como tales porque no eran golondrinas sino vencejos y añado que también los escarceos de don Juan Tenorio, inmortal obra de Zorrilla, que el poeta no escribió en otoño sino con las calores veraniegas, ahora traigo a la memoria alguno de aquellos hábitos perdidos de los sevillanos que me van a servir para redactar estas líneas.
Hasta primeros de la década de los treinta, persistió una curiosa costumbre necrológica: anunciar o recordar fallecimientos y aniversarios luctuosos mediante vales benéficos.
Eran el complemento de las esquelas insertas en los periódicos y en los recordatorios remitidos por correo ordinario que, en algún que otro caso y, en ausencia de los medios anteriores, se anunciaban a modo de pasquines en puntos de reunión tales como bares o casinos, práctica que aun encuentra aplicación en los pueblos pequeños.
Con estos vales, los poseedores podían hacerse, mediante canjeo, de los alimentos que se detallaban en ellos. Generalmente se trataba de hogazas de pan y los lugares de recogida eran las panaderías céntricas.
Resultaba una piadosa costumbre ejercida por los fallecidos en forma de legado benéfico o por los herederos en sufragio de los finados.
¡Cuántos mordiscos de la conciencia de los que se fueron o los que quedaron se intentaría sofocar con esa medida!
Pero no hay que ser mal pensados. Muchos lo harían por auténtico ejercicio de la caridad aunque resultaba, a todas luces, síntoma y consecuencia de un paternalismo afortunadamente superado por las conquistas sociales y de una situación de extrema pobreza en la que habían caído muchos integrantes de los estratos más bajos de la población.
“Rogad a Dios por el eterno descanso del alma del señor xxx . Vale por medio kilo de pan que podrá recogerse en el Horno xxx, limosna que se reparte en sufragio del alma del finado”.
Mortuoria y vale de comida. Y aparecían en las páginas necrológicas de los periódicos del día.
1 comentario:
Pues me entero ahora mismo de esa antigua costumbre de la que nunca había escuchado hablar ni leido nada tampoco.
Muchas gracias.
Saludos
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