Idea ahorradora en momento inadecuado.

Se le ha ocurrido al señor Jáuregui, ministro de la Presidencia. Como hay que reducir gastos, la tijera podría empezar por aplicarse a las emisoras de televisión y radio de las autonomías.

Dicho esto inmediatamente se ha sumado a su propuesta don José Antonio Durán y Lleida, representante plenipotenciario en Madrid de los intereses catalanistas, que ha matizado el intento salvando sus muebles como es natural al añadir que todas,no. Que a las de su Comunidad ni tocarlas. Y, como,después de esto, le ha debido dar vergüenza ha seguido proponiendo que se dejen en activo a las que cultiven el idioma propio, si lo tienen, de cada una de las autonomías.

Ramón Jáuregui ha sido más moderado al declarar en una entrevista en la Cadena Ser, que ese debate lo tienen que hacer "las propias comunidades". "El Gobierno central no puede decirle a la Comunidad Valenciana que cierre Canal Nou, esa es una decisión que debe tomar Valencia y sus electores". Por supuesto.

Ambos, el ministro y el portavoz catalán no han podido elegir un momento menos oportuno para hacer estas manifestaciones. Cuando todos los medios de difusión resaltan el escandaloso gasto de doce mil euros por sesión que se afronta en el Senado para la traducción a las lenguas vernáculas de los discursos de unos senadores que luego se entienden en castellano en los pasillos, hablar de ahorro cerrando emisoras es una monumental estupidez.

Naturalmente la Forta, Federación de organismos de radio y televisión autonómicos, ha puesto el grito en el cielo: "Eso no soluciona los problemas", ha declarado con moderación su secretario. Y el resto de los posiblemente afectados no se si ha llegado más lejos,pero más aun en mi criterio debe avanzar en previsión de la tormenta que anuncian estos negros nubarrones.

Porque el servicio público de televisión como garantía de la protección de los valores ciudadanos y de los consumidores es absolutamente necesario por lo que supone una reducción mendaz asentar su viabilidad únicamente en la defensa de las distintas lenguas del Estado de las Autonomías.

Cada televisión pública autonómica es un elemento clave en la promoción de la diversidad cultural del país y, además, sirve de impulso para todos los sectores audiovisuales, crea industrias secundarias y, en consecuencia, genera puestos de trabajo.

Hay que ahorrar, sí. Pero menos en televisiones y más en esos pinganillos absurdos y ridículos con los que hoy aparecen en las fotos oficiales los representantes del pueblo español en el Senado.