La vuelta al cole de estos comentarios por fuerza tiene
que estar marcada por la pérdida reciente de un maestro en la profesión que
acaba de dejarnos:Manolo Martín Ferrand.
Muchos y atinados comentarios se han publicado sobre su
vida y su obra y a la cola de todos ellos quiero que se ponga el mío.
Repetidamente figura en las páginas de mi libro “Sevilla
tras un micrófono” esa crónica y relación de la radio en la ciudad que escribí
en 1993, veinte años ha, y me publicó la Editorial Castillejo.
Mi relación profesional
con él arrancaba en la década de los setenta cuando ambos coincidimos en
la Cope. El, mandando y creando, como siempre, en Madrid y yo haciendo lo que
podía en Sevilla.Desde los madriles me enseñó lo que era en la radio la sinergia, palabreja enrevesada que unos pronuncian con acento en la e y otros en la i que viene del griego y significa que dos más dos no son iguales a cuatro, sino a cinco.
Luego continuó sus enseñanzas encabezando con ideas
renovadoras el magnífico grupo de profesionales que promovió Antena tres de
radio que de inmediato abandonó la fórmula musical para convertirse en una
cadena de información con pluralidad e independencia.
Siempre creativo, los andaluces le debemos Radio Olé
nacida como fruto de su idea innovadora
el 18 de febrero de 1991 y aparecida en Sevilla dos años después con el
concurso de Radio Estrella, la Voz Nazarena de dos Hermanas.
Otras deudas pueden añadirse también. Los periodistas le
debemos su ejemplo, su voluntad insobornable de servicio a la verdad, su
claridad de ideas.Y los lectores de ABC su columna de cada día.
Ahora que se ha divulgado el rigor de su larga
enfermedad, si cabe, aun más impagable.
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