sábado, 12 de abril de 2014

POSTAL ROCIERA CON CAPILLA AL FONDO


La recomendable economía de conceptos en el titular puede distorsionar su comprensión. Antes de Capilla que aquí es apellido y no construcción o edificio para la oración y el culto, yo había escrito Vázquez. Y antes de Vázquez había redactado “la reina doña Sofía”. La frase original era, pues “Postal rociera con la reina doña Sofía y Vázquez Capilla al fondo”.
Así, con estas palabras alineadas como escuadra de gastadores ante el texto al que preceden, puede empezar a entenderse éste.

Mi viejo (viejo en todos los sentidos; no huyamos del término que es expresión de la bondad divina al alargarnos la vida) amigo y compañero Antonio Vázquez Capilla ha decidido cortarse la coleta. Laboralmente, la despedida de los ruedos, obligada por el implacable DNI, se había producido antes, pero él seguía erre que erre como nos ocurre a los que amamos una profesión que nos cuesta un sentido desgajarnos de ella.

El periódico ABC resaltó este evento con una crónica preciosa debidamente ilustrada y TeleSevilla recogió el testigo en unos entrañables minutos televisivos plenos de vivencias y emociones.

Me dije que yo tenía que hacer algo también. Todos los periodistas que hemos ejercido nuestro apasionante quehacer debemos mucho a estos hombres que como el Capi se sitúan en ella al modo de los banderilleros de Manuel Benítez Carrasco, “uno, dos y tres, tres banderilleros en el redondel”, que, con tanto arte y flamenca donosura, recitaba Gabriela Ortega, sabiendo taparse a tiempo, sin pedir a cambio ni el orgullo de la firma, ni la presumida satisfacción del nombre resaltado en los titulares.

Tanto en el periódico como en la tele, Capilla narraba una curiosa anécdota de aquella radio, protagonista absoluta antes de la llegada de la tele, cuando, con la voz del recordado Emilio Segura, se vieron obligados a falsear desde los estudios de la emisora, una retransmisión “en directo” de la salida del Silencio que él adornó imitando los pasos racheados de los costaleros con un cepillo y una caja de cartón, e introduciendo una saeta grabada en disco de vinilo por Jesús Heredia.

En esta postal rociera que evoco, Capilla no colaboró a la consecución del trabajo que me habían encomendado  aquel año de 1984, cuando él estaba a cargo de la oficina de prensa de la Hermandad Matriz, con la ayuda sabiamente administrada de un cepillo, una caja de cartón y un microsurco, sino con un acogedor sillón frailuno, escondido tras una puerta entornada, en el que pude echar la cabezadita necesaria para comentar con las ideas claras, ante las cámaras de la Televisión Nacional la visita de S.M. la reina Doña Sofía al Santuario de la Blanca Paloma.

La visita fue inolvidable. La siesta, también.

Capi todavía me falta sitio para darte las gracias. Feliz retiro.

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