No me ha defraudado el pregón Suponía que iba a ser así
e, incluso, opino que ha rayado a mayor altura de lo que esperaba. Un pregón
sin versos, sin concesiones a la galería, valiente y de extrema honradez.
Desde primera hora Quico Berjano quiso mostrarse como es.
Sin dobleces. Sin buscar recursos ni de texto, ni de voz, ni de entonación, ni
de ademanes. Y fue creciéndose a medida que avanzaba la lectura de los folios
que había escrito hasta llegar a un final emotivo en el que la exposición de
sus vivencias le impedía seguir hablando.
Como recordó el teniente de alcalde Gregorio Serrano en
su acertada presentación en la que tuvo cariñosas palabras para los relevantes
cofrades fallecidos durante el año, el hermano
mayor de la Vera Cruz, que alcanzó el puesto que antes había ocupado su padre
tras haber sido muchos Lunes Santos crucero en su cofradía y fue integrante de
las primeras cuadrillas de costaleros, es también distinguido nazareno de la
Hermandad de la Paz, al tiempo que pertenece a otras corporaciones y dispone por ello de una densa
hoja de servicios rendidos a la Semana Santa.
Sobre el escenario del Maestranza lo demostró sin
excederse del tiempo como había prometido ofreciendo una pieza oratoria cuya
exposición dio comienzo poco después de las doce y media y vino a finalizar un
momento antes de que cayeran las dos.
Fue, como se esperaba un pregón de iglesia, pero en modo
alguno un sermón. Dispuso de contenido doctrinal. Resultó una necesaria vuelta
a los orígenes, oportunísima hoy cuando nos amenaza una fe civil como
acertadamente opinaba años atrás, otro pregonero, el doctor en leyes y
catedrático, José Ortiz.
El pregonero expuso la tesis a la que se iba a ceñir
desde sus primeras palabras: La cruz, como sustento; formas de vivir la fe
cofrade y papel de las cofradías en el momento actual. Todo ello con unidad de
esfuerzos como aplicación y desarrollo de la frase de San Pablo ¿es que acaso
está dividido Cristo?...
Los oyentes de estas palabras puede que sí lo estén.
Tanto dudo que el pregón haya entusiasmado a las generaciones jóvenes, como no
titubeo en manifestar mi opinión personal aprobatoria que, posiblemente,
compartan muchas promociones maduras.
En mi modesto criterio, un pregón distinto y necesario.
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