domingo, 6 de abril de 2014

UN PREGON NECESARIO

No me ha defraudado el pregón Suponía que iba a ser así e, incluso, opino que ha rayado a mayor altura de lo que esperaba. Un pregón sin versos, sin concesiones a la galería, valiente y de extrema honradez.

Desde primera hora Quico Berjano quiso mostrarse como es. Sin dobleces. Sin buscar recursos ni de texto, ni de voz, ni de entonación, ni de ademanes. Y fue creciéndose a medida que avanzaba la lectura de los folios que había escrito hasta llegar a un final emotivo en el que la exposición de sus vivencias le impedía seguir hablando.

Como recordó el teniente de alcalde Gregorio Serrano en su acertada presentación en la que tuvo cariñosas palabras para los relevantes cofrades  fallecidos durante el año, el hermano mayor de la Vera Cruz, que alcanzó el puesto que antes había ocupado su padre tras haber sido muchos Lunes Santos crucero en su cofradía y fue integrante de las primeras cuadrillas de costaleros, es también distinguido nazareno de la Hermandad de la Paz, al tiempo que pertenece a otras  corporaciones y dispone por ello de una densa hoja de servicios rendidos a la Semana Santa.

Sobre el escenario del Maestranza lo demostró sin excederse del tiempo como había prometido ofreciendo una pieza oratoria cuya exposición dio comienzo poco después de las doce y media y vino a finalizar un momento antes de que cayeran las dos.

Fue, como se esperaba un pregón de iglesia, pero en modo alguno un sermón. Dispuso de contenido doctrinal. Resultó una necesaria vuelta a los orígenes, oportunísima hoy cuando nos amenaza una fe civil como acertadamente opinaba años atrás, otro pregonero, el doctor en leyes y catedrático, José Ortiz. 

El pregonero expuso la tesis a la que se iba a ceñir desde sus primeras palabras: La cruz, como sustento; formas de vivir la fe cofrade y papel de las cofradías en el momento actual. Todo ello con unidad de esfuerzos como aplicación y desarrollo de la frase de San Pablo ¿es que acaso está dividido Cristo?...

Los oyentes de estas palabras puede que sí lo estén. Tanto dudo que el pregón haya entusiasmado a las generaciones jóvenes, como no titubeo en manifestar mi opinión personal aprobatoria que, posiblemente, compartan muchas promociones maduras.

En mi modesto criterio, un pregón distinto y necesario.


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