La práctica de la cacería, que algunos llaman deporte, siempre me ha parecido muy interesante. Seguramente porque no soy cazador y la asistencia a partidas cinegéticas tanto de caza menor como mayor siempre ha estado para mí desprovista de la competencia para conseguir el mejor puesto y libre de las discusiones posteriores a la jornada.
Cuando he acompañado a los cazadores mi única arma ha sido una cámara para filmar que antes era de cine y ahora de vídeo y cada vez más pequeña con todos los adelantos de las técnicas de captación de imágenes. Me gusta cazar seres vivos y dejarlos que sigan viviendo. Y me parece un atropello monstruoso cegar la vida de animales voladores o terráqueos con desproporcionados artilugios de matar ante cuya agresión las posibilidades de supervivencia de los pobres bichos son absolutamente nulas.
Una cacería de perdices sería más entretenida con arcos y flechas y una montería de jabalíes más arriesgada e inquietante con lanzas y machetes como aquellas que llevaban a cabo los nobles guerreros alfonsinos en los parajes asilvestrados del Coto de Doñana a raíz de la conquista. Pero, claro, entonces protestarían los fabricantes de armas y no está la candela de la crisis para atizarla con nuevos palos.
Por si fuera poco un influyente ministro nos ha salido cazador. Poderoso hasta ahora. Porque le están saliendo las cosas tan mal que hay quien dice que le quedan dos telediarios, aunque él naturalmente lo niega.
El ministro es el de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, y el coto donde ha satisfecho su afición la finca del Estado de Quintos de Mora (Toledo). O sea no una parcela cinegética arrendada por una peña de cazadores de la que es socio el señor Mariano cuya cuota religiosamente paga, sino una pertenencia de todos los españoles que le pagamos el vicio sin que él tenga que poner ni un euro.
Y luego quiere que los jueces no se le desmanden y se vayan por ahí de huelga como los antiguos de Comisiones Obreras cuando mandaba Marcelino Camacho.
Cómo cambian los tiempos. Lo bien que le hubiera venido al señor Fernández Bermejo la Brigada Político Social del extinto Régimen para meterlos en cintura. Como ya no la tiene a mano se va a pegar tiros contra los infelices ciervos que podemos ver abatidos para gloria inmarcesible de su escopeta y la del juez Garzón que le acompaña en la foto.
Ya que es una finca en la que, según ha explicado el ministro, se puede cazar todos los días del año, cuya titularidad compartimos todos, el periódico “El Mundo” quiere facilitar que los lectores aficionados a la caza puedan disfrutar tambien del coto nacional toledano.
Por ello, proyecta hacer llegar todas las peticiones que reciba a Patrimonio Nacional, siempre que se especifiquen el nombre, los apellidos y el número de licencia de caza a través del formulario que publica en sus páginas.
Me parece muy bien. Yo no lo voy a hacer porque como ya les he dicho no soy cazador. Y porque no me apetece encontrarme cara a cara ni con el ministro ni con el juez. Caprichos que tiene uno.
1 comentario:
Este escándalo sería nada si los cazadores hubieran sido Aznar, Rajoy o Arenas. ¿Habría llegado a
Bruselas? ¿Se habrían manifestado los verdes?, etc.
En fin querido Maestro, lo del fajín de Queipo se quedará en paña-
les dentro de 10 ó 15 años, cuando
le toque la vez a las cananas de
estos ilustres monteros.
¡si es que tuvieron muy buena escuela! (eso no forma parte de la
memoria histórica).
Publicar un comentario