sábado, 21 de febrero de 2009

Esos no son Marta.

Más de dos millares de jóvenes, según fuentes de la Policía Local, se concentraron desde primeras horas de la tarde del pasado jueves en el Charco de la Pava, cerca de la zona del río donde más directamente se seguía buscando el cadáver de Marta del Castillo, para la celebración de un 'botellón' masivo, con motivo del final de los exámenes parciales universitarios.

El hecho que, como en ocasiones anteriores, motivó un dispositivo de protección desplegado por el Consistorio hispalense que comprendía efectivos de la Policía Local, las empresas municipales de transportes (Tussam) y limpieza (Lipasam), Movilidad y dos patrulleras de Protección Civil, ha motivado numerosas críticas recogidas especialmente por las versiones de los periódicos en Internet.

Se destaca en ellas que a estos jóvenes no les importó absolutamente nada que hubiera el asesinato de una muchacha de su edad y una investigación en marcha en el sector que ocupaban causando el lógico estupor el ver masas de asistentes yendo a la Cartuja mientras los helicópteros volaban buscando el cuerpo de la chiquilla muerta .

A medida que avanzaba la noche el espectáculo llegaba a producir escalofríos y una amarga tristeza mostrando a cientos de jóvenes, muchos adolescentes, totalmente ciegos y borrachos, que se caían, orinaban, y gritaban estentóreamente.

Los teóricos hablarán de materialismo, de egoísmo, de epicureismo, de insensibilidad… los políticos y gobernantes trasladaran la responsabilidad a los padres.Precisamente a los padres, sujetos sufridores en muchísimos casos de esta situación, a quienes se les han sustraído sus facultades de corrección y de educación coercitiva.

Una juventud beoda, ahíta de sexo y drogas,ni piensa,ni se rebela,ni se manifiesta,ni crea problemas. Y menos cae en la cuenta de que ella misma es su victima primera.

En las otras manifestaciones, en las que han venido convocándose en Sevilla y en otras partes de España, a favor de la niña asesinada y de la justicia para los culpables, menudeaban las pancartas con una sola leyenda: “Todos somos Marta”. Evidentemente, los de la botellona, no.

1 comentario:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

¿Insensibilidad, o algo más?
Es lamentable el camino que lleva nuestra juventud. Evidentemente no todos son Marta, gracias a Dios.