lunes, 16 de febrero de 2009

Reflexión de urgencia sobre Marta.

Con el dolor, la desazón y la tristeza atenazando el corazón es difícil librar a la cabeza de la sangre roja y desbordada que clama justicia. Justicia, que no venganza.

Pero la injusta muerte de esta chiquilla debiera servir para mucho más.
Tiene que producirse un atropello mortal para que las autoridades den su brazo a torcer o despierten de su abulia e instalen ese semáforo que llevan siglos pidiendo las asociaciones de vecinos. Y tiene que desarrollarse esta desventurada historia de desamor juvenil e inmaduro sellado por una criminalidad adolescente que, desde Sevilla, ha conmovido a España, para que los rectores de la sociedad hagan un humilde examen de conciencia y lleguen a la conclusión de que la formación de nuestra juventud va mal. Que la educación básica en las escuelas y el entorno familiar han sufrido un deterioro considerable y nada ha suplido las carencias que se observan en la formación de los sentimientos, la afectividad y el amor.

Es un sentimiento generalizado el que lleva a exigir a los que detentan el poder que casos como este no se vuelvan a repetir. Mas para eso sobran las fotos y las declaraciones.Huelgan las posturas. Rebosan ociosas las palabras. Ha muerto violentamente una niña sevillana cuando ni siquiera se había asomado a su mayoría de edad.Sufre lo indecible una familia. Y toda esta irracionalidad, todo este dolor debe conducir a la adopción de unas normas adecuadas para prever un futuro de caos lleno de Martas asesinadas y asesinos confesos.

Ah. Y otra cosa. A ver si limpiamos el río. Que la decisión de arrojar el pobre cadáver a sus aguas ha forzado a penetrar en esa casa cerrada del viejo maniático que, con síndrome de Diógenes, la mantiene sucia, desordenada y colmada de trastos inservibles.

Muchos puestos políticos cobrando el sueldo del olivífero Betis, ayer cantado, y la casa sin barrer.

6 comentarios:

Juanma dijo...

Y otra cosa más, querido maestro: mucho me temo que nos queda por aguantar mucha basura en la tele (sumada a la del río) en relación a este asunto. Da miedo pensar el mundo que tenemos, da miedo cualquier conclusión.

Abrazos.

Híspalis dijo...

Marta, descanza en PAZ.

M. Andréu dijo...

Maestro, siempre pones el dedo en la llaga. ¿Hacia donde camina hoy la juventud? Ese insensato -por ser suave- sólo tiene 20 años. Con 20 años, lo más grave que yo había hecho era rabona en el Instituto, para limpiar plata en San Esteban.

¿Hacia donde vamos?

¿De quién es la culpa, de padres o de educadores?

Ya me gustaría escuchar una reflexión tuya a este respecto.

Un abrazo,

Miguel Andréu

M. Andréu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Zapateiro dijo...

"Que los rectores de la sociedad hagan examen de conciencia" sí, pero que la hagamos la sociedad en conjunto porque la falta de educación que padecemos es un problema que va más allá de los planes educativos -pésimos, por cierto- que los distintos gobierno han ido elaborando sucesivamente.

En España están fallando muchas cosas y los pilares en mi vida, más que los intitucionales, han sido y son los familiares, pero es mejor en ocasiones echar balones fuera y pensar que la culpa la tienen nuestros dirigentes.

La pérdida de valores es escandalosa y la falta de educación da miedo y esas cosas nos atañen a todos y debemos dar un giro de tuerca porque vamos por muy mal camino.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Yo creo que debemos plantearnos muchas cosas, como por ejemplo, el mercado que queremos, vivir por encima de nuestras posibilidades, los bancos nos han engañado: dmos creditos y cuando ya no le conviene cierran el grifo, los padres permisivos que por que los niños le dejansen tranquilos le compraban el oro y el moro, y asi una larga lista.
Así que yo creo que es el momento idóneo para que sea un punto de inflexion y le demos, la sociedad civil, una leccion a los politiquillos que nos han llevado al momento en el que nos encontramos.

un saludo

javi