Pasaban muchas niñas,
riá, riá,pitá…
para la Feria.
Pisadas con volantes
y risas frescas.
La Feria no tenía
muchas casetas;
Ni estaba,ay,tan lejos,
ni era tan densa.
Era fiesta de pueblo,
pequeña fiesta,
riá,ria,pitá,
y más coqueta.
Igual era un tranvía,
real la puerta
de la vieja muralla
que nombre diera
-abuelo generoso
para sus nietas-
al que todos usaban
con ida y vuelta.
La Feria se acercaba
a la floresta
del parque más umbroso
que nadie viera,
riá,pìtá,riá
y,por parejas,
allí ponían las niñas
sus flores tiernas.
¡Qué feria tan distinta
aquella feria!
La feria de los pobres
años cuarenta.
Carteles de corridas
para tres fechas
-Urquijo,Villamarta,
Miura en ellas-
que lidian Manolete
y Arruza, estrellas
del táurico universo
donde flamean
aquel Pepe Luis Vázquez
que aun se recuerda,
Antonio Bienvenida
y el rubio Ortega.
La feria sin los toros
nunca fue feria.
Y llegan desde el campo
hasta una venta
con aires de marisma,
la de Antequera,
paradas de cabestros
donde manejan
-cencerros con el eco
de las dehesas-
los toros que mañana
verán la arena.
Riá,riá,pitá…
de lejos suena
el baile de las niñas
en las casetas.
Y en la plaza a un torero
que hace faena
riá pitá le diceManuel Tejera.
...
(Entre apuntes de la Feria de abril,ya en mayo,que hoy termina, me he encontrado con este poemilla que escribí para un libro que ya veré si doy a la luz. Lo adelanto ahora.)
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